Hace días que sólo estamos pendientes de la llegada de Víctor y no hablamos de otra cosa, así que cambio de tema. Ayer fuimos a dar un paseo por el Muro (el paseo marítimo de Gijón) y recuperé una vieja tradición que, no sé por qué, aún no había practicado con Bernardo: acercarte a la barandilla cuando las olas saltan por encima del muro, esperar hasta el último momento, y dar para atrás cuando van a mojarte. Sólo vale recular con las olas que sabes que van a salpicar (se sabe, es cuestión de conocerlas). Fue una lástima que pillamos la marea bajando y las olas iban perdiendo fuerza, pero estuvimos allí un buen rato y el peque se lo pasó bomba. Sólo se mojó un poco los zapatos, pero tenemos que repetir hasta conseguir que una ola le dé una ducha, es como el bautizo al cruzar por primera vez el río Quema en el Rocío, hay que pasar por ello y sé que se va a morir de risa.
(Mamá Paz)
¡Estás en todo! No cabe duda que con la foto que has puesto en esta entrada, tod@s entendemos mejor lo que han disfrutado Paz y Bernardo.
ResponderEliminarEstos preciosos recuerdos de la niñez son los que nunca se olvidan.
Hola:
ResponderEliminarEn esta tarda gris plena de lluvia, tranquilamente paseo por tu blog y me queda una agradable sensación.
Gracias por compartir,
Un abrazo.
Pronto pasaré a "robarte" alguna de tus hermosas poesías, como hacía antes. Gracias a ti también.
ResponderEliminarGracias por dedicarle una entrada al paseo de Ber. Con las olas de esta foto no es que salga corriendo cuando la vea venir, ¡es que ni me acerco!.
ResponderEliminarSon de Internet. Para buscar puse:"olas en Gijón" váyase usted a saber si es Gijón o Austrlia ... pero esa fue mi intención, así que igual es allí.
ResponderEliminar¡cuidadín cuidadín! que son traicioneras jajjajjajjaja
ResponderEliminarPaz,gracias por compartirlas.
ResponderEliminarMadre mia,q.olas.Un beso
No, no es Gijón ¿Y tu Paz? ¿Nunca te pillo la hola? lo fácil es hacerlo en el muro pero ¿lo hiciste en Lequerica?
ResponderEliminarEstuve en Galicia como habéis deducido por mi entrada
ResponderEliminarLuis, claro que me pilló, y más de una vez, pero recuerdo una en especial. Eran las mareonas de agosto y estaba con mi prima viendo cómo una pareja de guiris jugaban a esquivar las olas desde el Muro. De repente vino una que los duchó, literalmente; nos empezamos a reír como locas (tendríamos unos 15 años, estábamos locas de verdad) y nos despistamos, así que el agua de la siguiente ola nos entró hasta por la boca, que la teniamos abierta en plena carcajada. Supongo que los guiris pensarían lo de "Quien ríe el último...". Y en Lequerica también lo hice, pero menos, porque adoro el mar, pero también lo respeto y, cuando hay mareas vivas o temporal mantengo una distancia prudencial.
ResponderEliminarQue miedoooo, de verdad !!
ResponderEliminarComo no sé si Luis pasa más por tu blog que por el suyo, me vas a perdonar si te uso de "tablón de anuncios". LUIS, hay jornadas de puertas abiertas en el Botánico toda la semana, de 15 a 18 hasta el viernes y por la mañana el fin de semana. Lleva la cámara de fotos.
ResponderEliminarDime a que hora tengo que ir y te lo enseño. Seguro que lo que dicen los guías no tiene nada que ver con lo que yo cuento.
ResponderEliminarHe sido vicepresidente de la Asociación de Amigos del Jardín Botánico de Gijón.
Se me olvido decirte que mañana no puedo ir al JB, por la mañana tengo clase y después los lebreles(nietos) a comer
ResponderEliminarQue sorpresas y casualidades más buenas !!
ResponderEliminarQue te diviertas mucho con los lebreles, Luis.
Pues yo ya lo tengo crudo, porque mañana el peque tiene teatro y sale tarde y el viernes me toca hacer compra, pero recojo el guante y apunto la oferta de visita con guía, no lo dudes. Hoy fui con Bernardo peque y su íntimo amigo del alma Diego; este último no había visto nunca la serpiente que echa agua por la boca (es de piedra y está medio escondida entre las rocas y la vegetación) y estaba emocionadísimo. Después jugamos a que el troll gruñón los perseguía si lo despertaban al cruzar los puentes (hay unos 3 millones, cien arriba, cien abajo) y Diego pasaba de puntillas, pero Ber iba dando saltos para que corriera gruñendo detrás de ellos. También cruzamos un puente especial que los volvía invisibles (este les encantó), cosa que también ocurría al traspasar la puerta de entrada al Jardín de la Isla (una parte del Botánico). Y, finalmente, usamos una varita mágica para localizar a la mamá de Diego que venia a buscarlo con su hermana pequeña. Nos tomamos un batido en el Llagar de Cabueñes, que tiene juegos para niños (allí tuvieron un par de peleas de esas de "eres tonto", "pues ahora sólo voy a jugar con Juliián", "pues Julián no está aquí...", y el peque se quedó frito en el coche. No me lo explico.
ResponderEliminarNo te preocupes PAZ cuando vuelva y este en condiciones te hare llegar un aviso para ver el JB
ResponderEliminarAcaban de dejarme este enlace en el que se ve el Muro con las olas saltando por encima. Días como éste son ideales para jugar a esquivarlas, te lo dejo aquí.
ResponderEliminarhttp://www.elcomercio.es/videos/asturias/noticias-de-asturias/1325617214001-olas-hasta-ocho-metros-litoral-cantabrico.html