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| Pintura.- antonioarmenta.com |
Hoy a las 10´30 hemos tenido la clase de lectura. Me deja un amargo sabor el libro de Julio Llamazares "La lluvia amarilla" pero es sorprendente la de comentarios que suscita. Es muy enriquecedor. Me ha gustado mucho el trabajo de Teresa Castiello sobre el tema de los pueblos abandonados y se lo he pedido para copiarlo en el blog porque lo ha descrito de una forma tan real que pasa de gustar a emocionar.
"Tener que abandonar el pueblo es una difícil decisión y hasta dolorosa. Son tus raíces lo que dejas atrás, allí has nacido y has vivido de una manera sencilla y plácida.
Te enfrentas a lo desconocido, ya no podrás ir a pié a todas partes, necesitarás de transportes, no podrás salir sin el monedero, tendrás que cerrar la puerta, irás a comprar todo, verduras y legumbres que tan abundantes te las cultivas en el pueblo, ya no te calentarás al amor del fuego. ¡Todo tan distinto y con tantas prisas!
Pero, ¿que hacer, cuando la agricultura y ganadería no compensa los esfuerzos? Porque se le niega el valor que tiene, emigrar es la solución, tendremos trabajo y más comodidades y tendremos nuestros recuerdos, esos jamás los perderemos. Que huele la escalera a comida, inmediatamente recordamos aquel cocido cuyo olor trascendía por toda la calle y sabíamos lo que se comía en cada casa, y las flores que nos recuerdan nuestras azucenas, rosas, violetas, todas ellas olorosas y perfumadas al más alto nivel natural."
Su trabajo continua respondiendo a otras preguntas del tema, pero yo he escogido esta parte que me ha parecido especialmente entrañable.
Gracias Teresa.
Te conmueve porque en otro tiempo tu también lo viviste verdad?.
ResponderEliminarSalir del terruño, siempre cimbra. Yo salí hace la friolera de 60 años de un puerto precioso, Mazatlán y aún añoro los paisajes y el sonido de las olas, y aquí estoy entre edificio, coches y la novedad... patrullas por la situación del País. Besos Martha.
ResponderEliminarSí Laura, es que todo lo que dice es verdad, el olor de la comida, las puertas abiertas, salir sin dinero ... ni reloj !!
ResponderEliminarQuerida Martha, no sabes cuanto lamento que tengáis que vivir día a día con esta incertidumbre, eso es duro y la buena gente merece tener una vida tranquila y libertad para vivirla.
ResponderEliminarMartha, seguro que tu pueblo es precioso y tienes que añorarlo mucho. Besico.
ResponderEliminarSalir de la ciudad o pueblo en el que has crecido y vivido, sobre todo si lo haces ya algo mayor es una de las decisiones más importantes que puedes tomar en tu vida. Aunque sea voluntariamente, como fue mi caso. Te enfrentas a una nueva vida, a un mundo desconocido y cuando el traslado es a una gran ciudad, los problemas se multiplican. Sin embargo, si nos paramos a pensarlo: Vivir es cambiar, el cambio es inevitable en nuestras vidas, porque las cosas y las circunstancias cambian.
ResponderEliminarLo conocido nos da impresión de estabilidad y creo que la mayor parte nos sentimos inseguros ante las nuevas situaciones.
Si al cabo de los años echamos la vista atrás, seguramente tendremos que reconocer que la mayor parte de los cambios fueron para bien, si hemos sabido adaptarnos a ellos con normalidad.
El trabajo de Teresa Castiello es muy emotivo, la misma nostalgia que ella expresa, la hemos sentido todos alguna vez, pero en mi caso he de decir que me siento contenta de haber tomado la decisión de emprender la aventura que cambió mi vida, aunque por supuesto mis raices sigan estando en Jaca.
La novela de Llamazares expresa eso. Los que se fueron buscando una nueva vida y el protagonista, Andrés, que se niega a marchar y convive con la soledad, los recuerdos y la locura. Es un libro muy triste, para mi ... demasiado, te ahoga el alma.
ResponderEliminarHay una diferencia a la hora de abandonar un pueblo. Los que lo hacen porque no pueden subsistir y su marcha es traumática pero con esperanza, o los que sacan de casa y tienen que marchar, es traumática pero desesperada. Los primeros salen en busca de un futuro mejor, los segundos salen abandonando lo que era su futuro.
Son casos diferentes pero igual de dolorosos.
Que al final resulta que hemos mejorado ?
Sin ninguna duda, pero eso no te quita el sufrimiento de la rotura.
Y ... pensemos en los que no han tenido la oportunidad de elegir. Siempre hay casos peores.