Una vuelta por Lanuza.

Ya era media tarde, quiero decir más de las cuatro. En Jaca quedaba mucho rato de sol aún pero en Lanuza a estas horas ya se ha escondido por detrás de la Selva. Pasando por Búbal hemos visto el pantano más lleno y nos hemos alegrado porque era normal imaginar al de Lanuza igual, pero no, éste estaba mucho más vacío. En las curvas sombrías seguía brillando el hielo y la escarcha de la noche, pero en los rincones abrigados hay flores, como en el bación de la fuente junto a casa, margaritas, rosas y flores blancas colgando ... parece primavera, sólo hay que mirar las dos ventanas, las únicas que dejé con flores y esas se libraron porque a Marcos le gustaban mucho, las demás las regalé. Al entrar en el patio hemos sentido la presencia de ÉL en cada piedra, en cada madera, en cada rincón ... !!

A la vuelta ya era de noche y la luna seguía su camino, no eran más de las seis y media. Volveré muy pronto para quedarme unos días, me lo pide el alma, lo necesito.