¡ Yaya ... ! (mientras espero, sueño)

- Yaya, a mi me gusta mucho estar en Lanuza.
- ¡No te imaginas lo contenta que estoy yo!
Sigo sacando la ceniza de la cocina para encenderla, pues la tarde está refrescando, mientras  Miniña me alcanza unas astillas que coge del cesto.
- Yaya, tú te irías a vivir a una ciudad muy grande?
- No por cierto, yo soy más de pueblo que una chordica.
- Yo tampoco, yaya, aquí tengo muchos amigos y jugamos en la fuente.  Julia, Rocío, Luis, Sergio, las gemelas ... dicen que tampoco se quieren marchar.
- Pero hay que ir al colegio, ya sabes que aquí no hay desde que nos sacaron del pueblo.
- Yaya, no está bien que despachen a la gente de sus casas, a que no?
El fuego arde con fuerza, cierro el tiro y mientras Miniña llama a Bolo ... yo veo las lágrimas de su abuelo.
- Ahora hemos vuelto y ya no nos saca nadie chiquitina, esta casa era de yayo y tú seguirás poniendo geranios en las ventanas.
- Yaya... yo querría vivir siempre aquí, todo el año.

- Me parece muy bien pero primero tienes que estudiar y después tú y tus amiguitos seguiréis viviendo aquí porque tenéis que poner una clínica, una gestoría, un colegio, un comercio, un estanco, un ...

Pero Miniña ha salido corriendo detrás de Bolo y yo sólo pido que sea como su abuelo: buena, trabajadora, noble ...