Como datos en los años 1962-63, según los listados que se
hacían para pagar los pastos en el Ayuntamiento, había 2 yeguas, 6 burros, 37
mulas, 20 machos de trabajo 162 vacas y 6.148 ovejas; en los últimos años de vida de Lanuza, 1975,
quedaban 2 burros, 2 yeguas 18 machos de trabajo 397 vacas y 2900 ovejas, los
machos, así como años atrás se vendían a los cuatro años, estos ya eran todos
viejos, el de mi casa “ Castaño” tenía en el 1977, 22 años. Pobre Castaño, con
lo salvaje que era de joven y lo dócil que fue, no le faltaba nada más que
hablar. En la cuadra de la era, le ataba la soga de la carrucha en el baste y
la otra punta en la carga de hierba, me subía yo a la portera, que estaba a 5 o
6 metros del suelo, le decía: ¡Castaño tira! , y tiraba hasta que la carga
llegaba arriba. Le volvía a decir ¡ vuelve!, y él solo volvía, aunque también
nos hacía alguna jugarreta. Una vez en Sarratones, lo voy a coger para
cargarlo, agacha las orejas coge el portillo y se escapó hasta casa, él
corriendo delante y yo detrás, al llegar lo cogí, me monte a caballo y volví a
buscar la carga. Paciencia...! Era el verano del 65 que estaba yo en la mili
en Sabiñánigo, ese día era domingo y después de misa, nos dejaban salir, cogí
el coche de línea y me escapé para ayudar a mi padre un rato, porque para pasar
lista, a las 10 de la noche tenía que estar en la compañía, volvía en bicicleta. ¡Qué injusticias mas
grandes en aquellos tiempos! Mi padre sólo en casa con el trabajo que había, y
yo haciendo el vago en el cuartel, no había permiso los fines de semana ni para
los comandantes.
En los años 1948 o 50, empezaron los trabajos para la construcción de las centrales eléctricas de la Sarra y Sallent, pero antes
tuvieron que hacer los embalses de Respomuso, La Sarra y Escarra en
Escarrilla. Estos trabajos trajeron consigo algún jornal que se iban a ganar
los hombres y en especial con los machos porque en esos tiempos se hacía todo a
carga, como subir a Respomuso el cemento que necesitaban, los hierros, como
raíles. ¿Cuanto penarían los pobres machos cargados de raíles que creo les
salían un trozo por delante de la cabeza y otro por detrás? Les pagaban a 125
pesetas por carga (0.75 €) desde la
Sarra a Respomuso, pero no había otra cosa. Así iban
viviendo. Creo que ninguno tenía colesterol.
Con esos trabajos, llegaron muchos andaluces, gallegos y
asturianos. En Lanuza había mucha gente, hasta casas con dos familias, todo por
sacar una peseta. En la escuela me acuerdo que estábamos alrededor de los
cincuenta críos y crías. Teníamos un maestro que podía con todos, D. Alfonso
Aparicio Sanjuán y el cura era hermano, D. Enrique, que si el primero tenía la
mano ligera el segundo le volaba. Yo fui monaguillo bastantes años; estábamos
siete u ocho, entre la semana íbamos uno cada día y el domingo dos.
El maestro era muy listo y enseñaba bastante, pero le
teníamos miedo, su hermano el cura, nos daba catecismo en la Iglesia , este cura, creo
que fue, junto a D. Pepe de Migalé y D. Antonio Fanlo de Sallent, los
organizadores de crear la compañía de los mal llamados VOLUNTARIOS DEL VALLE DE
TENA. También subían dos hermanos de Escarrila a la escuela, Jose Antonio y
Carlos Ferrer . En el año 1955 se fueron
a vivir a Sariñena, el cura se había ido
dos años antes , estaba enfermo,
yo no tuve otro maestro.
En esos años había en Lanuza, una compañía de soldaos, o
sea que estaba el pueblo a rebosar; era la compañía de armas y tenían bastantes
mulos de carga para llevar el armamento a los montes. Los tenían repartidos por
las cuadras del pueblo; en mi casa y en la cuadra del corral tenían siete. Se
les vendían la cebada los propios soldados así que los mulos estaban como
podían.
En estos años hicieron los nidos de ametralladora que hoy
se pueden ver por los montes, en el Solano, en el Castiecho de las Articas, en
la cueva de la
Portiecha. Son de hormigón armado de mucho espesor los muros.
En la vida civil no había cemento esos años pero ellos lo llevaban bien abundante. Se fueron a Sabíñánigo en el año 1953, en casa de Pochacas, hoy
desaparecida, estaba debajo de la plaza, vivió el capitán Gutierrez, (era el
jefe). Años mas tarde fue a vivir a esa casa, D. Rogelio con su familia, un día sus hijos Rogelio y
José Luís, revolviendo en la falsa encontraron una granada de mano, al
manipularla le explotó a Rogelio y murió. Suerte que su hermano se había
separado y no le pasó nada, Septiembre de 1959, los soldados estaban en casa de
Migalé, de los catalanes, debajo de mi casa.
Ya que estamos en el fin de semana de Carnaval 21-02-2009
primero, empieza la Cuaresma, los viernes de Cuaresma es vigilia, quiere decir
que no se puede comer carne. No se podía comer todos los viernes del año, pero
pagando una bula, el resto de los viernes fuera de la cuaresma (hasta los
años 1950 en mi casa se pagaba 21 pesetas), se estaba exentos de esa
prohibición.
Contaré lo que hacíamos en Lanuza esos días. Estaba
prohibido celebrar el Carnaval, pero no respetábamos esa prohibición, hacíamos un hombre
de paja, llenábamos unos pantalones, un jersey y un pasamontañas, lo cosíamos
todo y le poníamos una chaqueta y una careta, se llamaba Pedro, lo cogíamos al
hombro y íbamos a rondar por el pueblo de puerta en puerta con una cesta,
recogiendo todo lo que las señoras nos querían dar, huevos, chorizo tocino,
morcilla y lo que podían, aparte de crespillos que hacían en todas las casas y vino rancio
que terminábamos medio pipas. Todo esto para, el último día, hacernos una
merienda en la casa que quisieran.
Con el Pedro hay anécdotas para contar. En
casa de Migalé, que aún está, dejamos al Pedro pegado a la puerta, llamamos en
llamador y nos escapamos. Al abrir la puerta, el Pedro se abalanzó hacia dentro,
dando vueltas escaleras abajo detrás de Pilar que la había abierto y los
chillidos que pegaba, porque era de noche, se escucharon en todo el valle. Otra
vez, al pasar el coche de línea por debajo de casa Cayetano, lo tiramos encima pero antes de llegar a Sallent, se cayó y se quedó en la carretera. Alguien que
pasó avisó a la Guardia Civil, que
había “un hombre muerto” cerca del cementerio de Sallent. Bajaron y se dieron
cuenta que era obra de los de Lanuza, era Carnaval. En otra ocasión lo montamos
en el burro de Ciforosa y lo llevamos a Sallent, entró el burro con el Pedro en
la tienda de Bautista, en casa de Clavetaire y en el Barrio del Paco, en casa
de Don Jorge, Gerardo nos encerró en la bodega, para que bebiéramos lo que nos
diera la gana, José Angel Bermúdez, se echó largo debajo de una cuba y a
chupar, así terminó, zorro perdido, lo tuvo que bajar Piedrafita en el taxi a Lanuza, en toda esta
fiesta el protagonista era José de Chandón, se lo pasaba bomba, era el autor de
la costura, el que dirigía la ronda y uno de los que más disfrutaba en la cena
y al terminar el martes le pegaba un tiro y después lo quemábamos para terminar el Carnaval.
Nunca hubo nada ni nos llamó la atención la Guardia Civil a
pesar de estar prohibido, aunque en una ocasión, la noche de Pilar a las seis
de la mañana, nos sacaron a todos los de Lanuza de Sallent y nos acompañaron
hasta el cementerio que estaba en la carretera hacia Lanuza, hoy embalsado. Diré que en Sallent,
hacíamos muchas “putadas”, como romper las bombillas a "peñazos" a las tres de la
mañana, soltar los conejos de Nariga de las conejeras y alguna más, pero nos
apreciaban, creo que más que ahora. En aquellos años cincuenta y
sesenta, tampoco había otras diversiones, nada más que los días de fiesta ir a
pasar el rato a Sallent. En algún bar, el dueño, temblaba cuando nos veía entrar.
Sin embargo la tía Felisa de Pitorro se alegraba cuando llegaban los de Lanuza,
nos hacía entrar en la cocina y sacaba para picar lo que le había sobrado de las comidas que daba y lo
hacía encantada, era muy buena cocinera.
A partir del año 1966 que empezó a funcionar la discoteca
en el Hotel Formigal, nos subíamos allí, unas veces en coche y otras andando,
en una ocasión el día de Noche Vieja, después de dar las doce, con Felix y Jesús
de Portolés, decidimos subir a la discoteca, bajamos a coger el 4 L. que yo tenía
en el garaje y no se puso en marcha, lo sacamos a empujar y lo tuvimos que
volver al garaje de la misma manera, nos fuimos andando hasta Formigal por la
cabañera y a las cinco de la mañana volver a bajar a pié a casa.
No teníamos pereza en los pies, no sólo a Formigal, a Panticosa,
Tramacastilla para las fiestas y a donde nos parecía. Eran otros tiempos, no se
si mejores o peores que estos, pero más sanos y limpios. Con las pocas cosas
que teníamos éramos felices, se ganaba poco dinero pero se vivía bastante bien,
los jornales eran bajos, las cosas de vender tenían poco precio y lo de
comprar estaba por el estilo. En el 1966 me compré un coche Renault 4L. y me
costó 112.000 pesetas (672 €), todo estaba por un igual.
ResponderEliminarAmiga trimbolera: La verdad que esos 47 años pasados, han tenido la educación de saber vivir y disfrutar de lo poco. En unos momentos actuales, hemos pasado de ese disfrute y perdiendo energías en la competitividad: Qué si yo hago poesía; la mía es la que vale, la tuya no. Que si mi casa he puesto madera, la mía va a ser mejor. Lo dicho hemos extraviado la verdad del momento en querer superar al otro. En fin, que con su envidia lo guisen y se lo coman, pero lo gratificante es disfrutar de lo que un@ tiene, y la envidia dejarla para los que no saben tragar saliva de ver que los demás también hacen las cosas mejor, pero con cautela.
Grazas por tu amistad amiga trimbolera.
O meu agarimo.
Rosa María Milleiro
http://poemas-rosamariamilleiro.blogspot.com.es/
Lo que pase es que cuando se está metido en el río de la vida no hay más remedio que luchar por sobrevivir. Una vez que nos quedamos en la orilla ya tomamos las cosas de otra forma y somos más felices. Besicos.
EliminarLlego detrás de mi amiga ferrolana a visitar tu blog.
ResponderEliminarEstoy "enganchada" a las historia de Lanuza, que me encantan y a la vez me divierten con las anécdotas que cuentan. Como te dije hay material de sobra para una película o una novela costumbrista.
Me hicieron gracia las aventuras de "Pedro" en los Carnavales, son muy divertidas.
Ya leí el comentario que hiciste al mío en el capítulo anterior. Dude en hacer la advertencia, pero yo también agradezco que me avisen si dejo algún error. A veces he tardado en darme cuenta de algunos y sentí que los lectores no me lo advirtieran.
Un cariñosísimo abrazo.
Lanuza era un pueblo con mucha juventud y aquella unión fue la semilla de volver ahora a levantar el pueblo otra vez.
EliminarNo dudes en absoluto decirme lo que he puesto mal, te lo agradezco muchísimo porque nadie escribimos para presumir sino para expresar lo mejor que sabemos aquello que necesitamos compartir. Besicos Chela.
Me he reído un rato y a la vez he recordado una anécdota con un macho de dos años que tenían mis tíos para vender. Yo nunca madrugaba, mi tío salía a las seis de la mañana al campo para segar, yo luego tenía que engavillar la mies que mi tío iba cortando con la dalla y llegaba al campo sobre las 8 de la mañana con el macho.
ResponderEliminarNunca había tenido ningún problema, pero en una ocasión al entrar en el campo, una perdiz salió disparada debajo de las patas del macho y este recibió tal susto que se levantó de patas y yo que aquel día llevaba a mi tío para desayunar sopas de ajo, estas salieron por los aires y terminaron todas encima de mi cuerpo.
Pero lo malo no fue eso, al levantar las patas delanteras, yo me escurrí por el lomo del mulo y terminé en el suelo dando con toda la espalda de golpe en lo que estaba recién dallado.
No me podía levantar del dolor, pensaba que me había roto alguna vértebra en la espalda, pero pasado un rato pude levantarme y empezar a trabajar, por supuesto mi tío se quedó sin su primer plato.
Tus anécdotas también son dignas de ser compartidas, eh?
EliminarMe he reído imaginando la escena y, es verdad, las sopas de ajo eran fijas a cualquier hora del día. Mientras el abuelo vivió no le faltaron ni un día para cenar, salí harta de hacer sopas !!!
Que relación más maja había entre unos pueblos y los de su alrededor, es verdad que también tenían sus rencillas, pero en general se compartían muchas cosas. Para las fiestas acudían un montón de parientes y amigos y todos tenían cabida a la hora de comer y beber en una u otra casa.
ResponderEliminarComo cuenta Marcos, no tenían pereza de irse de fiesta andando, después de un día de trabajo y se necesitaba muy poco para divertirse.
Me llama la atención todo lo que cuenta del Carnaval, porque como estuvo prohibido durante tantos años, yo no tengo ningún recuerdo de celebrarlos en mi juventud.
Pero que bien se lo pasaban!!
Había dejado el comentario y lo he borrado, casi sin darme cuenta, así que lo vuelvo a escribir
Aquella unión que siempre tuvieron es la misma que sigue ahora, lo triste es que faltan ya muchos de ellos !!
ResponderEliminarBuenas las liaban. Que tiempos... recuerdo la época de cuaresma, no teníamos bula y sí una fé ciega en lo que nos imponian. Pero viviamos felices y sin tanto agobio como ahora. Mi padre compro un 850 y nos ibamos los seis a Candelario lo veranos.
ResponderEliminarUn beso.