Historias de Lanuza. Por Marcos Grasa Pérez, de casa Tomasé

Hoy me he metido en el "cuarté" de Marcos, el rincón de todos sus papeles. Su despacho. He encendido el ordenador y he entrado, con el alma encogida, en su vida ... porque aquí está resumida su historia. 

En ese rincón ha pasado horas importantes y ha escrito cartas que a más de una  institución le ha producido picores, escozores y molestias; también de agradecimiento sabía escribirlas y siempre, por encima de todo, de comprensión y amistad. En esta mesa ha dejado huellas de generosidad y de paciencia.

Yo siempre estaba a su lado. Me enseñaba sus escritos porque quería compartirlos conmigo no para que le diera ideas, él las tenía de sobra muy claras, sino para hacerme partícipe de lo que decidía y hacía.
Los últimos meses de su enfermedad quiso dejarnos un resumen, un borrador de sus experiencias, es el "libro" que estaba escribiendo y que terminó. Para nosotros es como tener su alma entre nuestras manos y es muy doloroso despertarla, pero hoy he querido acariciar su sueño y como siempre, cada mañana, le de dado un beso que seguro él ha acogido con una sonrisa al saber que he vuelto a leer su borrador después de tanto tiempo, cuando ya no está físicamente con nosotros. Un borrador que, como su nombre indica, hay que corregir y maquillar, pero yo tengo aquí su verdadero "libro",  con sus faltas y sus tochos. Así NOS lo dejó, dentro del ordenador, porque su tiempo se terminó demasiado pronto.
Un día llegará en que mandaremos imprimirlo para guardarlo bien bonito, pero ese día, no importa cuando sea, no cambiará el sentido ni su autenticidad.
He decidido copiarlo en mi blog, poco a poco, saboreándolo, tal como él nos lo dejó ...