En los primeros días del mes de Junio, se subían al puerto
de Formigal, allí las cuidaba un solo pastor, que años atrás, cuando se
recriaban las mulas, que llegó a haber en el Corral de la Mulas (de ahí su nombre) 416
mulares, la Guardia
Civil las contaba muchos días, por si habían pasado alguna de
Francia el día anterior, o por la noche, en esos años, había otro pastor, uno
para cada clase de ganado, hasta el día de la entrada de las ovejas en las
majadas de alta montaña, que era el 5 o 6 de agosto, tenían que guardar sin
pastar toda la ribera del Formigal, el lado derecho, o sea, Los Fabañones, Los
Cubilares, El Solano. Esto se hacía para poder subir a dallar hierba a esas
zonas, el día uno de agosto se subía a dormir allí, para el dos al punto de la mañana,
empezar a dallar, lo que quisieras, pero el día cinco o seis, según se
acordaba, ya no tenía que haber hierba cortada en el monte, si te quedaba ya no
se podía coger, en esos cuatro días había que bajarla a casa, se solía hacer
dos viajes cada día, con los dos machos o con un poco de suerte, en algún
camión, que había muy pocos. ¿A qué precio salía esa hierba?, pero en el mes de abril, ¡qué buena era!.
Hasta los primeros
días de septiembre, que las bajábamos a la Selva o al Frondón, según la añada que tocaba,
quiero decir, que un año se llevaban a un sitio y al año siguiente al otro, por
que siempre quedaba varias vacas en el verano en Lanuza, por necesitar leche en la casa, por partos tardíos o por varias circunstancias. Como anécdota, cuando parían,
enseguida se les daba un pozal de agua con la flor de orégano, decían
nuestros mayores que era para que expulsara las parias (envoltorio del ternero
o placenta). Éstas pastaban en uno de los dos y el otro quedaba limpio para
cuando bajaban las del puerto.
Al Frondón, subían por el camino de herradura que aún
existe, es estrecho, malo y peligroso,
pero como sabían a donde iban, la hacían una detrás de otra tranquilamente.
Aquí las cuidábamos los vecinos, a turno, cada cuatro vacas, un día, hasta
finales de octubre que se separaban y cada uno se cuidaba las suyas. A las que
les habíamos vendido los terneros las ordeñábamos; subíamos por la mañana con
una lechera para luego vender la leche, salíamos de casa sobre las seis de la
mañana para llegar a las nueve que venía el camión a buscarla, muchos días
Josefa de Chandón cuando los demás subíamos ella ya bajaba con la lechera
llena.....
Cuando nació Silvia, como Angelines estaba enyesada,
habíamos tenido un accidente con el coche y se rompió un brazo, lo tenía que
llevar en alto, y la enyesaron por delante y por
detrás, como no le podía dar el pecho, fuimos todo el verano a ordeñar una vaca
a la Selva , ese
era el primer trabajo antes de desayunar.
Como dato, diré que en el año 1967,
vendimos en mi casa 6.939 l. de leche a 6 pesetas y diez años mas tarde en1977,
vendimos 20.353 l. a 15,75 pesetas. En Lanuza, había un poco de picadillo entre
los vecinos con la leche, a ver quién vendía más, en proporción a las vacas que
se tenía. Según el conductor del camión de Cluzasa, el pueblo de Lanuza, era el
segundo en vender leche, el primero era Hoz de Jaca. Era penoso el ordeñar porque
lo hacíamos a mano, y más penoso era bajar los cubos y bidones llenos a la
carretera, con nieve y con hielo, en más de una ocasión, nos caíamos con el
cubo en la mano y la leche se iba al suelo.
Una vez, en el mes de Junio, Miguel de casa Sillué, estaba
ordeñando una vaca parda, ¡y que vaca!, era preciosa, con una ubre
extraordinaria, ¡aún la veo subir por la calle!, tenía el cubo al lado, le
debió hacer daño por que en ese tiempo se les hacía grietas en los pezones, le
dio una patada y le tiró toda la leche que le había sacado, no se lo pensó dos
veces cogió la media luna le pegó un golpe en la cabeza y la dejo muerta. Vaya
broma, se podía haber contenido la “mala leche”.
Al marchar de Lanuza a finales del año 1977 todos los
vecinos vendieron sus vacas menos Pedro de Chacán que las siguió teniendo en Lanuza porque él
se fue a vivir a Sallent, luego las cambió por ovejas, y Sebastián de Laguna
que no ha dejado de ser ganadero, aunque años mas tarde también las cambió por
ovejas que sigue teniendo, en el invierno las baja a Huesca y en verano las
tiene en Lanuza, 6 que se dejaron los de Luís que se fueron a Huesca y las
nuestras que las bajamos a Jaca, aún las veo cada una con su esquila, por el
sonido sabía yo la vaca que era. Los collares me los hacía yo de madera de
abedul, iban pintadas de rojo, aun las guardo colgadas en el trastero.
A mí me tenían que operar de cataratas hereditarias y no sabía que
haría después; operación que me hicieron el 2 de Febrero del 1978 y el 18 de junio del mismo año, estuve de baja todo el año 78, hasta que desde la Cámara Provincial
Agraria, me ofrecieron seguir de secretario en las Cámaras Agrarias Locales, cargo
que tenia en Lanuza desde el 22 de Julio del 1967 porque el Sr. Alcalde D.
Pascual Guallar Val, me lo asigno a dedo. A primeros del año 1979 me asignaron, ahora con oposición, tres
Municipios y varios pueblos pequeños pertenecientes a ellos cercanos a Jaca,
Santa Cruz de la Serós ,
Santa Cilia de Jaca y Bailo, ya se terminaron las vacas para mí con mucha tristeza. En este
trabajo seguí hasta el año 1993, que me incorporaron al departamento de
Extensión Agraria, perteneciente al Gobierno de Aragón. (Hoy Oficina Comarcal
Agraria), pero hasta esa fecha, me fueron acumulando las Cámaras Agrarias de
otras poblaciones que quedaban bacantes, Villanúa y Borau, con estas dos
conseguí el horario de jornada completa, y el sueldo que por ello me pertenecía
como funcionario de Auxiliar Administrativo, pero aquí no termina, porque
siguieron acumulando mas Cámaras Agrarias, Aisa, Castiello de Jaca, Canfranc, y
la mas grande Jaca, para todas ellas, tenía un horario semanal marcado por el
Ministerio de Agricultura, que tenía que cumplir con mi coche y con mi gasolina,
me quedé con el mismo sueldo que con el horario completo que ya tenía. Creo que
para mí no había derechos laborales, así es la vida.
En el mes de Enero del 2005, en un análisis rutinario, me
detectaron un tumor cancerígeno en la próstata y una angina de pecho en una
arteria, después de casi dos años de tratamientos, el 23 de Octubre del 2006,
me dieron la incapacidad laboral para toda clase de trabajo, así termino mi
vida laboral.
En el mes de Junio del 1995, entré en el Ayuntamiento de Jaca de concejal
una experiencia nueva, llegué a primer Teniente de Alcalde y como nuestro
Alcalde D. Pascual Rabal lo nombraron Senador, tuve que ejercer de Alcalde de
Jaca en muchas ocasiones, la experiencia hubiera sido bonita si las arcas
municipales hubieran estado saneadas, encontramos un déficit de 3.300 millones
de las antiguas pesetas y con un número de funcionarios cercanos a los 180,
hicimos lo que pudimos en los cuatro años de legislatura.
Volviendo a Lanuza, el único que siguió con vacas fue Jerónimo de casa Capira que vive en Sallent. A finales del 2009, las vendió.
A pesar de la dureza de esa Vida que narras, era bonito ese trabajo, al menos visto desde fuera.
ResponderEliminarRecuerdo cuando bebía la leche recién ordeñada, aun calentita y con espuma.
En este relato se aprecia, como nos va cambiando la Vida
Un bello relato que se lee con avidez y se adentra uno en ese tiempo formando parte de él
Muy Bueno, me ha gustado mucho, manolo
Que dura era la vida antes en los pueblos, no sabía lo de Bailo, pueblo natal de mi padre, donde iba todos los años en vacaciones a trabajar a casa de mi tío.
ResponderEliminarCon respecto a la leche recuerdo una anécdota ocurrida en Santander.
Un fin de semana de hace muchos años nos dimos una vuelta por los picos de Europa, pero antes paramos en un pueblecito (no recuerdo el nombre) a desayunar algo. Nada más entrar veo una gran cazuela en la que empezaba a hervir la leche y le avisé a la señora que estaba en el mostrador, además le dije “Que pena que la leche esté caliente, si estuviera fría me tomaba un buen vaso”, ella sin decir palabra nos saca otro perolo con leche ya fría y casi con un dedo de nata. Nos empezó a sevir la leche tratando de separar la nata pero le dijimos que si no le importaba que nos la dejara, nos tomamos un par de vasos cada uno.
Una abrazo Angelines, gracias por hacerme recordar vivencias casi olvidadas.
una vida muy parecida a la de "los vaqueiros de alzada" en Asturias, vida dura, a mí me tocó algo, no subir al puerto con el ganada pero sí recolectar la hierba en el mes de junio julio agosto para poder pasar el ganado el invierno en casa de mi abuelo paterno, los prados eran tan inclinados que te mareabas los primeros días por falta de costumbre de mirar hacia Belmonte
ResponderEliminarUn relato precioso,¡con qué intensidad se vivía antes!
ResponderEliminarGracias Angelines.
Ese tipo de vida tiene su dureza (que es mucha) pero estaba llena de tradición, de sabiduría... creo que era mejor que ahora. Besos amiga.
ResponderEliminarQue historia mas interesante, era una vida intensa, mas dura que la que viven ahora los mismos, que ya es suficiente dura, pero era de otra manera, alegría, tradición y respeto por la naturaleza. No se vivía con la agonía de ahora, ¡la prisa!
ResponderEliminar¿Cómo fue capaz Marcos de recopilar tal cantidad de datos y fechas? Debió de costarle esfuerzo, ya que supongo que mientras estuvisteis en Lanuza iría apuntando muchas de las cosas que nos cuenta.
ResponderEliminarNo era muy habitual, que con la vida de trabajo que se llebava en los pueblos, todavía le quedara tiempo. Cuando oigo quejarse a los jóvenes de la vida tan estresada que llevan y lo mucho que trabajan, me acuerdo de mis padres y pienso que aquello si que era trabajar, sin horario, sin vacaciones, ni días de fiesta. Yo me fui del pueblo siendo casi una niña, por lo que aunque iba muchas veces a verlos, ya no me tocó hacer faenas en el campo, más bien mis visitas al pueblo, sobre todo con mis niños pequeños eran unas vacaciones, que ellos y yo recordamos como las mejores del mundo.
Que preciosidade, amamos o texto.
ResponderEliminarUm abraço e um beijo em seu coração.
Interesante historia, y que buenos recuerdos me traje de mi paso por Formigal.
ResponderEliminarBesicos.
Todo lo fue escribiendo a ratos por las mañanas pero salvo los datos oficiales, todo lo demás lo llevaba en la memoria que la tenía privilegiada, recordaba las fechas de todo.
ResponderEliminarEn su juventud bajaba a Sabiñánigo al instituto en bicicleta... eso merecería ser contado también, porque bajar era bueno pero subir ... !!
Me ha gustado mucho saber como era la vida en la montaña por aquellos tiempos.Se ve que a Marcos y a ti os gustaba escribir todo lo que acontecia.Pasado el tiempo da gusto leerlo.
ResponderEliminarMªAngeles.Alicante.
Maravillosa historia gracias por compartirlo un cordial saludo desde Peru!!
ResponderEliminarLo fue escribiendo cuando le dieron la incapacidad, siempre estaba ocupado en algo y al mismo tiempo no dejaba su partida de guiñote con los amigos todas las tardes, pero antes nos dábamos largos paseos los dos juntos.
EliminarMe alegra que decidieras seguir escribiendo.
ResponderEliminarEs toda vuestra vida contada por quien la ha vivivo y os ha dejado unos buenos recuerdos, que no se olvidaran.
Cuanto trabajo antes con las vacas, ahora es de otra manera, no es tan duro como lo que cuentas.
Me gusta lo que nos estás contando.
Un beso.
Los que di por terminados son los "Cuadernos viejos" que yo fui escribiendo a lo largo de los años.
EliminarEn estas "Historias de Lanuza" son los recuerdos de Marcos escritas hace poco.
Ahora no es tan duro, pero antes las vacas eran como parte de la familia.
Besicos.
Una entrañable historia que debes seguir escribiendo. Admiro a los enamorados como vosotros.
ResponderEliminarun abrazo
fus
Sí, sí, la seguiré copiando tal como él la dejó. Besicos.
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