Esta fue la mayor alegría que el pueblo de Lanuza recibió
después de su expropiación, el volver a ver y oír las campanas en su sitio y
poder voltearlas como hacía 20 años.
(Hoy 8 de Marzo del 2010, el cáliz del que no sabíamos su
paradero, está expuesto en el nuevo museo de la Catedral de Jaca, inaugurado
recientemente, espero su devolución).
En el mes de Junio, primero se subían las vacas con los
terneros al puerto de Formigal. Ya era un descanso, aunque nos costaba muchos
viajes. Se esquilaban las ovejas y se marcaban con pez caliente. En mi casa era
la T. Esta
marca les duraba casi el año entero. Se cortaba la leña para el invierno; un
montón se hacía por libre donde cada uno podía, unas veinte cargas. Se
limpiaban los montes, se respetaban los árboles, eso era salvaguardar la
naturaleza, estaba todo limpio, se podía andar por cualquier sitio. El Ayuntamiento
vendía todos los años una subasta de madera, respetando los árboles más
jóvenes. Cuando el maderista retiraba los troncos, los vecinos recogían toda la
leña que quedaba, las ramas de los pinos cortados, y quedaba el monte otra vez
limpio.
En Lanuza, se cortaba una subasta cada año, ese era el
ingreso que tenía el Ayuntamiento, le daba para cubrir todos los gastos, hasta
para pagarle la iguala al médico y al practicante de todos los vecinos. En el
BO de la Provincia
de Huesca, 21/11/1964, anuncia subasta de maderas, en los montes de la Portiecha y la Selva , de 256 m3. de madera
de pino, haya y abeto, por un importe de 112.250 pesetas. Aparte de esta leña,
se hacía una pila para cada vecino en la Selva, de haya, estas eran todas
iguales, solían tener unos cuatro metros de largas por 1,80 de altas. Se
trabajaba en junto todo el pueblo, se cortaban los árboles, siempre los mas
feos y se hacían a trozos de metro y medio, se abrían en rajas y se dejaban a
montones hasta que se acordaba que no se
cortaba más. Entonces se empezaba a hacer las pilas. Estos trabajos duraban
diez o doce días.
Aquí los abuelos eran muy rigurosos para cortar los
árboles, siempre trataban de dejar lo mejor y de limpiar el monte, no les
importaba que costara mas trabajo. Recuerdo que un año, hicimos la leña en el
cerro de la Selva ,
subiendo por Crampas, podéis imaginar el trabajo que costaba subir todos los
días hasta el cerro, y luego, bajarla a carga hasta casa, pues ¡SE HIZO!.
También se empezaba a cortar la hierba de los prados
cercanos al pueblo, si no llovía, que lo solía hacer, daba poco trabajo, se
cortaba a mano, bueno con las dallas a puro de fuerza, y qué a gusto se
almorzaba después, se solía empezar a dallar sobre las seis de la mañana hasta
las once y media o las doce. A mi me gustaba dallar más que entrecavar las
patatas. Lo odiaba.
José de Turón con media carga
de hierba.
Para haceros una idea, en la Pinateta, que la tenemos,
subí a cortar la hierba, llegué a las seis de la mañana y a las once ya la
tenía cortada, pero después había que ensancharla, extenderla para que se fuera secando.
En el año 1971, compramos una máquina para dallar y mi
madre nos dijo: “vosotros habéis comprado la máquina de dallar, pues yo me voy
a comprar una lavadora”, y así lo hizo. El problema era llevarla
por los caminos, estos eran estrechos. Si le ponías la velocidad larga te
pegaban las manos por las paredes y si le ponías la corta no andaba nada, con
que decidimos cargarla y atársela al macho Castaño y así iba a su paso. Fue un adelanto
grande pero solamente iba bien en los campos que el suelo estaba igualado.
La recogida de la hierba duraba hasta mediados de agosto,
si el mes de julio lo hacía bueno que no llovía mucho, se adelantaba, pero como
lloviera a menudo, aparte del trabajo era un aburrimiento. Bueno como he dicho,
después de cortarla se tendía; al día siguiente se le daba vuelta, aunque si
hacía mucho calor no hacía falta, porque ya estaba seca. Una vez seca se
hacían las cargas; consistía en tender una sábana en el suelo que llamábamos
cubierta; ésta tenía en cada una de las puntas unas anillas de madera que se
llamaban bertubillos. En uno de cada lado había atado un ramal, se llenaba la
cubierta de hierba a brazadas grandes y se ataba con los ramales, el de un lado
se pasaba al contrario y el otro al revés,
una vez atados, quedaba un paquete de hierba alargado porque la cubierta era rectangular, solían pesar sobre los cien kilogramos.
Para
cargarlos en los machos, hacían falta dos personas, se ponía de pié y se
colocaba el macho pegado, se levantaba a pulso y se ponía encima a lo largo del
macho, se echaba una cuerda de un lado para el otro y se apretaba bien, se
ataba al baste del macho en las garroteras. A continuación, con unos palos que
se llaman villas de unos 50 o 60 cms., se retorcían las cuerdas las dos
personas al mismo tiempo uno a cada lado y en la misma cuerda y a continuación
la otra. De esta forma que se ataba si el macho era viejo no se movía la carga
hasta llegar a casa.
En la fotografía anterior se ve, como queda la carga atada
al baste del macho, esta es una carga pequeña, no tenía más hierba para poner, de esta forma, aunque los caminos eran estrechos, pasaban muy bien
los machos cargados. Así se recogía toda la hierba de los prados; ahora la
hacen en pacas y la llevan en los remolques con los tractores. Todo cambia.
Una vez en las cuadras, se soltaban los paquetes o cargas, y se extendían para luego
pisarla bien con los pies repetidas veces, para que cogiera la máxima posible, el problema llegaba cuando
estaba ya cerca del tejado para poderla arreglar, se sudaba tinta y te picaba todo el cuerpo, lo peor era
que en el mes de marzo ya se terminaba y había que comprar.
Siempre hay que luchar por nuestros orígenes, por nuestros pueblos... allí están nuestras raíces!!!! El volteo de campanas, alegre, seguro que repica fuerte para que se oiga por todo el valle. Besos amiga.
ResponderEliminarEso me recuerda el lenguaje de las campanas, importante medio de comunicación en siglos pasados.
EliminarEmocionante, interesante, didáctico...todo ello logró Marcos con estos escritos.
ResponderEliminarUna pregunta en el pie de la foto del macho con la carga pone José de Turón ¿era mote, apellido u origen?
Era el nombre de la casa, que siempre va por delante del apellido, vamos que los apellidos valen menos y sólo se usaban en documentos y cosas así. Siempre decimos, por ejemplo, Marcos de Tomasé.
EliminarHola Angelines, cuantos días sin pasar por aquí !!!
ResponderEliminarEspero que me perdones, cada día te tengo presente pero había dejado un poco de lado los blogs. Me he metido bastante en facebook y no llego a todo .....Sigo trabajando y esto es buena señal.
Veo que tengo mucho por leer y todo muy interesante, sobre todo LO MUCHO QUE SIGNIFICÓ MARCOS PARA LANUZA.
Te mando unos fuerte abrazos de toda la familia,
ANNA
Lo importante es que te encuentres bien y con ganas de hacer cosas, los blogs son una más a la que se llega cuando se puede y no pasa nada. Un abrazo muy fuerte.
EliminarMuy interesante Angelines, Besos.
ResponderEliminarGracias Teresa.- Besicos.
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ResponderEliminarHello, trimbolera.
Lovely your works, full of joy.
Thank you World-wide LOVE, and your Support.
The prayer for all peace.
I wish You all the best.
Have a good weekend. from Japan ruma ❀
Muchas gracias ruma.- Un abrazo
EliminarMe encantan estas historias de nuestras tradiciones... Tienes una vida admirable llena de la sabiduría del buen hacer. Muchas gracias por compartirla.
ResponderEliminarUn besito desde http://yoadoroviajar.blogspot.com
Trini
Gracias a ti, Trini. Besicos.
EliminarA mi también me encantan estas historias de tradiciones!! La he disfrutado mucho!
ResponderEliminarun abraxo!!
Era la vida normal del pueblo antes del embalse. Besicos.
EliminarPreciosa entrada trimbolera, me has devuelto por unos momentos a la infancia en mi pueblo. ¡Cómo no añorar tantas cosas, que el tiempo las ha devorado y convertido en cenizas!
ResponderEliminarHe releído tu relato porque hasta el señor que aparece con la carga de hierba, me ha recordado, que en mi pueblo, llevaban trigo verde, y yo siempre "robaba" alguna espiga de ellas, porque me encantaban... y luego, al confesionario a decir al pobre de Don Emiliano, que me acusaba de haber robado... ¡una espiga de trigo!
Mi felicitación y un gran abrazo.
Tus recuerdos me traen a la memoria a mi abuela, que decía que si se ponían una hoja de boj en la boca ya no podían comulgar. Besicos.
EliminarPoniendo cuatro palabras clave, he buscado en internet y he encontrado muchos artículos tuyos que no conocía, he visto el Cáliz de Lanuza, a Marcos y a ti preparando posiblemente un vino con frutas, publicado cuando ya el se había ido a los cielos, las obras de vecinal reconstruyendo el pueblo, la dimisión de Marcos como presidente de la asociación junto a Angel y Matías, también he localizado imágenes de las iglesias de Escarrilla y Lanuza...
ResponderEliminarEl artículo de hoy me ha gustado, he vivido situaciones similares y otras me las han contado. Mi tío con dos mulas bajando por el pinar los pinos cortados y limpios, con riesgo de romperse una pata las mulas o una pierna mi tío si por la inclinación del terreno, el tronco avanzaba más deprisa que ellos.
Un abrazo.
Te has dado un buen paseo por el blog, yo ya no me lo vuelvo a mirar, a veces veo entradas antiguas que me sorprenen porque las tenía olvidadas.
EliminarEra bien peligroso el trabajo con la madera. A mi padre le cayó uno por encima de las piernas, en Planduviar, y pasó una temporada en el hospital, yo debía de tener un mes.
Qué bien haces en contar experiencias de vida tan ricas que no pertenecen a tu yo personal sino al devenir de todo un pueblo. A mi al leerte me traes tantos recuerdos...
ResponderEliminarInmenso abrazo Trimbolera.
Muchas gracias, yo creo que todos tenemos recuerdos similares, eran los tiempos que tocaba vivir. Besicos.
EliminarEste teu espaço é precioso, Angelines. Gosto muito de vir aqui.
ResponderEliminarObrigado por compartilhar suas riquezas.
Grande abraço.
Gilson.
Muchas gracias Gilson.- Un abrazo
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