La siega y la trilla. Esto sí que era malo. Primero
segar a mano, el centeno se hacía a garbas, una garba era dos manojos, lo que
cogía en la mano segando, después se ataba la garba con cuatro o seis pajas del
mismo cereal, se ponían quince garbas haciendo un círculo con los tallos hacia
dentro, a continuación se hacían motolones, se iban entrelazando las garbas
y quedaba como un muñeco de pie, así
aunque lloviera o cayera pedrisco, no le tocaba a la espiga y el grano se
secaba. En el trigo, si era alto se hacía lo mismo, y si no, se dejaba como la
cebada, a manojos más gordos en el suelo.
Una vez bien seca la paja y el grano, se llevaba a las
eras de la misma forma que la hierba. El centeno se cogían las garbas y se
golpeaban por la punta de las cabezas, en una losa que se preparaba para este
fin, así saltaba el noventa por ciento del grano, esto solamente se hacía con
el centeno, a continuación se ponía en líneas en la era, se cortaba por dos
sitios la garba si era muy alta la paja y después se cogían dos machos atado uno
al cuello del otro y dar vueltas en la era, se les enganchaba un trillo, esto
era un tablón de un metro y medio de ancho por más de dos de largo, con unas
sierras y piedras por debajo que era lo que cortaba la paja. Una vez molida se
retiraba a los pajares, en mi casa estaba en la misma era, pero había vecinos
que lo trasportaban a fajos y al hombro.
En el trigo y la
cebada, se recogía la paja con mucho cuidado, porque el grano estaba debajo y
se podía ir. Una vez que teníamos el montón de grano y mezclado con un poco de
paja, se aventaba para separarlo.
Había en Lanuza dos o tres máquinas aventadoras. Las
trajeron de Francia a hombros y en piezas. El que no tenía lo llevaba a detrás
de la Iglesia ,
el Troniecho, que corría siempre aire y,
echándolo al alto, se limpiaba y separaba el grano de la paja, ya se podía
llevar al molino. Con la harina de trigo se hacía el pan, aunque, en los años
cuarenta, también se hacía de centeno. Normalmente, el centeno y la cebada se
empleaban para alimento de los animales, especialmente para engorde de los
cerdos.
El año 1964, fue un año muy lluvioso todo el verano, se
llegó al mes de septiembre y no se había trillado casi nada, alquilaron una
máquina trilladora para todo el pueblo y así lo terminaron pronto, menos José
de Chandón que la trilló el día 5 de Enero del año siguiente. La máquina era de
un vecino de Senegué. El Ayuntamiento de Lanuza viendo que había sido un
adelanto grande, intentó comprársela, pidieron permiso al Gobernador Civil y éste les contestó, que si querían comprar una máquina que la compraran nueva
que, para la vieja, no les autorizaba. El Boletín Oficial de la Provincia de Huesca, con
fecha 21/11/1964, publica el edicto de la Alcaldía de Lanuza, por el cual el Ayuntamiento,
ha aprobado la adquisición de una máquina trilladora. Así lo hicieron,
compraron una trilladora nueva, Ajuría 80. Eso sí que fue adelanto, se tragaba
hasta las horcas de madera o las sábanas de la paja si te descuidabas, que
alguna vez pasó, al año siguiente formaron cuatro grupos de vecinos para que
entre ellos se ayudaran en el tema de la trilla, mientras un grupo traía la
mies, otro trillaba y otro recogía la paja trillada para llevarla a los
pajares, en pocos días la trilla de todos los vecinos estaba hecha. Que idea
tan genial tuvo nuestro Ayuntamiento. Siendo alcalde Pascual Guallar Val.
El último domingo de Agosto, se celebraba la fiesta mayor,
en honor a Santa Quiteria y San Roque. Para eso se venía ensayando el Palotiau
de Lanuza por las noches después de terminar con las faenas agrícolas, se
tocaba en la plaza, ¡Que a gusto tocaba la guitarra el Sr. Ramón de Duque! Algunas
noches se terminaba rondando por las calles.
Me acuerdo que en
una de esas rondas le cantaron una jota a mi padre, decia : "Amigo, amigo
Melchor, por amigo te lo pido, como has vendido las mulas, que nos bajes un
traguico".La cantó Antonio de casa de Aneta. Que bonitas eran aquellas rondas
por la noche!
El sábado ya era fiesta. Primero se mataba un cordero en
cada casa, también esa carne era natural, había estado todo el verano con su
madre en las montañas, se limpiaban las calles y se dejaba el pueblo como una
rosa. Para cenar se hacía una caldera de carne a la pastora, se mataba una
añisca, ( oveja de tres años sin criar) y se arreglaba un caldero de melocotón
con vino rancio, los melocotones los subía Francisco de su casa de Binaced.
El domingo a las 12 se celebraba la Misa Mayor ; cantada por
todo el pueblo con su párroco Mosén Eusebio, era la misa de Pio XII. A
continuación con los dos santos, santa Quiteria y san Roque, se salía en procesión por el pueblo, dos
grupos de cuatro personas y en medio de las dos imágenes, con la rondalla en el
centro, se tocaba el Palotiau al tiempo que se bandeaban las campanas.
Todo esto se ha recuperado desde el año 1998 que regresó a
su sitio la campana grande y ahora se tocan las tres, el recorrido era el mismo que se hace ahora.
Una vez terminados los actos religiosos, la orquesta
empezaba a rondar por el pueblo, por todas las casas, se empezaba por casa de
Sillué y del Rey, bajando por toda la calle Mayor hasta casa de Cayetano y
después por la plaza a terminar en casa de Migalé.
En todas las casas, sacaban galletas y vino rancio. Un año
a la pareja de la
Guardia Civil le sentó mal la ronda, al llegar a medio
pueblo, habían perdido las cartucheras y el armamento que llevaban, por la
tarde vino a buscarlos el Teniente pero el Sr. Alcalde lo arregló todo.
Por la tarde, el domingo, se bailaba el Palotiau, y más
tarde empezaba el baile en la plaza, con dos sesiones, de las siete hasta las
diez, y de doce hasta las cuatro de la madrugada, acudían de todo el valle y más.
El lunes por la tarde se hacía una carrera de mozos por la
carretera hasta el túnel, que estaba donde hoy está el muro de la presa y, desde allí, se volvía hasta la entrada del pueblo. El primero , tenía de premio
un cordero, un pollo u otras cosas, según años. Había una bandera que se
bajaba a la carretera en la puerta de Cayetano, como punto de salida y llegada,
era un palo largo de abeto de unos 5 o 6 metros, se le ponía unos pañuelos de
viaje en la punta.
Eso era trabajar y lo demás cuento.
ResponderEliminarY sin embargo nadie se marchó del pueblo ... nos sacaron.
EliminarEn mi pueblo se sembraba mucho trigo, y para los niños era una diversión los días de la trilla. Yo los trillos que recuerdo eran como una especie de cajón con unas cuchillas metálicas por dentro y hasta tenían un banquillo en el centro para ir sentados. También recuerdo cuando a las tardes estaban trillando y amenazaba tormenta, como corrían todos a recoger la parva para que no se mojara. Aunque algunas cosas son algo distintas, todos los recuerdos de Marcos me están haciendo pensar en muchos de los trabajos y costumbres de mi infancia que tenía casi olvidadas. Así que estoy disfrutando por partida doble!!
ResponderEliminarAhora he visto trillos haciendo de mesa con un cristal encima, son muy bonitos y además sirven de recuerdo.
EliminarMi madre cuenta muchas veces, el trabojo que era segar y luego respigar. Un abrazo, Clara.
ResponderEliminarElla también contará lo que sudaban. Besicos.
EliminarA mi me tocó segar a mano y es durísimo, menuda riñonada!!!claro que yo lo hacía unos días que iba de visita a casa de mis abuelos y no como "obligación" como vosotros...
ResponderEliminarEres un arcón de sabiduría. Me encantan estas historias que nos cuentas.
Un besito,
Trini
http://yoadoroviajar.blogspot.com
De muchas cosas yo tampoco estaba enterada, pero cuando subí a Lanuza eché raíces como los pinos. Besicos.
EliminarEstoy disfrutando los relatos de tu marido, aunque en zonas muy distintas (pues te hablo de Andalucía) las costumbres de la siega y trilla eran iguales, el campo siempre fue duro para los que lo trabajaban.
ResponderEliminarBesos.
No hacían regímenes ni tenían colesterol, como decía Marcos.
EliminarLa de cosas que podría contar con la siega y la trilla, era mi época de vacaciones. Con respecto a la Guardia Civil también tengo alguna anécdota, pero hoy me referiré a un día especial de trilla.
ResponderEliminarNormalmente una vez extendida la parva en la era, éramos tres personas a trillar y encontornar, mi padre, mi tío y yo, pero un día mi tío nos dijo que se iba a cazar a primera hora de la mañana, cuando mi padre y yo empezábamos la trilla, viene el alguacil a decirle a mi padre que se habían cambiado los horarios y nos tocaba riego. Yo no me atrevía a ir a la viña para hacerme cargo del riego, ya que había que ser bastante rápido o en caso contrario se te escapaba el agua sin control por todo el huerto, así que subido al trillo daba vueltas con las mulas en la era, pero había que encontornar (dar vuelta a la mies para que se fuera trillando por todos los lados por igual), como estaba yo solo, tenía que parar la yunta y atarlas para que no hicieran de las suyas y con una horca hacer que lo que estaba abajo subiera y se pudiera seguir trillando, claro que esto lo tenía que hacer en dos tandas, media era, pasar las caballerías con el trillo al otro lado y seguir encontornado.
Así que yo solo hasta la hora de la comida, las mujeres aquel día no recuerdo el porqué, no aparecieron por la era. Por la tarde ya estábamos otra vez todos.
- Jubi y ¿la Guardia Civil?
Si procede, en otra ocasión.
Como me gustan tus historias, son jugosas y tienes que tener muy buenaos recuerdos de aquellos años. Yo subía a Espierre, el pueblo de mi madre y, con mis tíos, iba al campo y a Erata o bajábamos a Olivan a comprar el pan ... parece que ha pasado siglos!!
EliminarQue fiestas tan bonitas,daria gusto ver el pueblo tan animado con la música llendo a las casas.No todo tenia que ser trabajar.
ResponderEliminarMªAngeles.Alicante.
Sabían divertirse, Lanuza se ha caracterizado por la unión que siempre ha habido entre todos.
EliminarTrabajo y además del duro... Formar ese grupo los vecinos fue un acierto. Buenas fiestas montaban también y merecidas.
ResponderEliminarUn beso.
Lo más bonito era el Palotiau de Lanuza, propio de alli, como lo tocaban las noches de verano, todos juntos, después de bien cansados de acarrear hierba todo el día u otros trabajos similares.
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