Corderito huérfano.

 

Ayer subí a la Clínica Veterinaria Río Veral para que le cortaran las uñas a Bolo, como está cerca fuimos andando, bueno, él en el transportín. Ya se nota que se hace grande porque pesa. Siempre entra sólo a la caja pues le gusta esconderse allí muchas veces, pero cuando cierro la puerta se enfada, ya sabe que nos movemos de casa y saca las patas, sin uñas, para convencerme, por las buenas, de que lo deje salir. Ya en la calle parece que llevo una lagartija, se mueve más de lo que yo quisiera y sus "miaus" hacen que la gente lo mire con simpatía, cosa que me da un poco de apuro. Llegué a la consulta y mira que sorpresa: había un corderito blanco precioso. Una chica soldado lo sostenía en sus brazos, lo había encontrado en el monte sólo y perdido. Todos estaban pendientes del pobre animal, llamando por teléfono etc. Bolo, dentro del transportín maullaba de una forma ronca, vamos que miraba al corderito como si fuera un mastín. Al final, sin cerrar ninguna opción, la chica decidió hablar con un ganadero que conocía y yo creo que es lo más acertado. Le tocó el turno a Bolo de cortarle las uñas, pero no fue tan fácil como otras veces, estaba dispuesto a atacar mastines y si era necesario ... veterinarios!!