Las golondrinas siguen alimentando a sus hijos. Cuando llegan, por turno, al nido... sólo se ven picos abiertos. Hoy les he hecho fotos otra vez, desde mi sitio privilegiado que es una ventana justo enfrente. Como casi siempre están los contraventanos entornados, al abrirlos, la golondrina no me pierde de vista, nos miramos un poco, poco porque yo me marcho pues no quiero molestarlas ni que se asusten, además, no se porque me impresiona la cara rojiza de este pájaro esbelto que parece decir... "No te necesito ni quiero que te acerques" Se queda al borde del nido con una mirada que a mi me parece hostil. ¡Que diferencia con las codirroyas, mas accesibles e indiferentes a mis idas y venidas! ¡Sus cuatro hijitos corrían por el corral detras de su madre y yo los sentía como míos también!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
GRACIAS POR TU TIEMPO.