Quemamos leña para calentarnos, el gasoil para la calefacción y, el hollín, silenciosamente, se va acumulando por chimeneas y tubos... ¡Menos mal que los profesionales están para facilitarnos la tarea de deshollinar! Yo me acuerdo que cuando era pequeña, vivía ese día como una revolución en la casa, mi padre por el tejado y otro por la cocina, hacían subir y bajar por dentro de la chimenea unos atadijos de aliagas y, con sacos u otras ropas, protegían del polvillo negro todos los alredeores del hueco de la cocina. Ahora, con un aspirador lo hacen sin moverse del sitio, sin ensuciar nada y sin riesgo ninguno... una maravilla !!!
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