Hay en Sallent una placa, colocada, en la parte de afuera del Ayuntamiento, recordando el atentado que los terroristas etarras marcaron con su negro dedo y que hace diez años, cortó la vida a dos guardias jóvenes, con las mismas ilusiones que cualquier chico o chica de su edad, con padres, hermanos, novio o novia... Por mucho que ahora dejen de matar, los asesinatos cometidos siempre serán un manchón enorme, venenoso y negro. Imposible de borrar. Formará parte de otra Memoria Histórica.
Recuerdo lo que me impresionó la primera vez que fui a Bilbao y vi un ramo de flores y una vela delante del Guggenheim en memoria de un policía asesinado allí mismo. Pero me resultó aún más duro ver, cada vez que cruzaba el puente de Sevilla a Triana, ver una placa en memoria del concejal Becerril y su mujer, asesinados a tiros cuando salían de cenar. Siempre pensaba en sus hijos. ¿En qué piensan los que disparan?.
ResponderEliminar¿Como olvidar tantos casos? Eso es imposible. Los que disparan forman parte de los que se consideran "especiales" ... Hitler también lo creía.
ResponderEliminarCon esta "gente" siempre pienso que, aplicando sus criterios, en una discusión sobre física cuántica ente Einstein y un analfabeto de 1,80 y 120 kg, usando la fuerza bruta como argumento, tendría razón el analfabeto. Casi nada.
ResponderEliminarLa fuerza bruta, como en la Prehistoria. Se creen "especiales" y son unos analfabetos, como el de tu anécdota. Por cierto, te lo voy a contar aquí mismo porque es verdad.
ResponderEliminarEl víspera del atentado de Sallent, vino por Lanuza un matrimonio vasco con sus dos hijos, que tendrían 8 y 10 años. Me quedé confundida cuando vi que tenían que traducirles todo lo que yo les explicaba...! ¡Hasta donde se puede llegar!¡No sabían castellano! ¿No es eso analfabetismo? Entre eso y lo que ocurrió a las pocas horas... vi claramente que por mi parte, mejor que sean independientes y que pongan fronteras con alambre de espino.