El mes pasado miraba yo a la Luna salir por encima del Frondón, en Lanuza. Los contrastes de la noche, callada, quieta, los tejados reflejando la luz fantasmal y soñadora, llenando de misterio cada rincón, cada camino, cada bosque, cada montaña... Esta Luna de ciudad es curiosa, espectadora, vigilante, despierta y rondadora, es una luz mas entre tantas de la noche. No hay espectáculo mas misterioso y soñador como verla salir por detrás de una montaña negra, inmóvil y silenciosa.
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