La nave que se ve en el centro es la que ocuparon nuestras vacas, cuando bajamos del pueblo. Estaba recién hecha y la alquilamos. La estrenaron ellas y no han vuelto a ocuparla nadie mas. En Sabiñánigo, en las fábricas, se colocaron la mayor parte de los hombres de Lanuza, pero nosotros lo teníamos muy claro, nos bajamos con las vacas a Jaca. Ahora están los campos labrados pero cuando nace el cereal están verdes, preciosos. A los tres años las vendimos porque había que pagar desde el agua hasta la última brizna de hierba, además ya tenía un trabajo en el que se sentía muy a gusto y se sintió hasta su jubilación. A pesar de todo siempre decía: "Si nos tocara la lotería compraría una nave y la llenaría de vacas"
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