Su infancia quedó muy marcada por la muerte sucesiva de sus cuatro hermanos menores y por el amor de su abuela que lo llamaba cariñosamente "tripaonserón"; los desplazamientos a Francia, durante la vendimia, siendo adolescente; la guerra civil, trágica; el vuelta a empezar... y el acomodar sus sueños a realidades ... Su vida, al fin, siempre con afán de superación.
La foto es de cuando eran novios. Está hecha en el monte de Yebra, en Santa Orosia, en torno a cuya ermita se reunían los romeros y gentes de todos los pueblos, es la patrona de "Jaca y sus montañas", como dice la tradición, aquí se hacían tratos de todas las clases , incluso matrimoniales, porque se juntaban de todos los valles de alrededor el día 25 de Junio, día de Santa Orosia.
Era costumbre que los fotógrafos llevaran un panel que colocaban detrás... ¡Que lástima! ¡Con el paisaje que hay allí! Queda oculto lo mas bonito, pero la foto es una preciosidad y un tesoro para mí.
Yebra de Basa y Jaca comparten los restos de Santa Orosia,que además es patrona de ambos pueblos.
ResponderEliminarLA ROMERÍA
Partiendo de la iglesia parroquial de Yebra de Basa, comienza el ascenso de 700 metros hasta la ermita con la reliquia de la Santa. Antes de llegar a los pies del monte Oturia,
hay tres pequeñas y modestas ermitas.
Son las de L'Angusto, las Escoronillas y As Arrodillas.
Este último habitáculo contiene una enorme roca,
en la que se aprecian dos huecos y unos largos cortes.
Según la tradición, son las marcas de las rodillas de la Santa cuando la decapitaron.
Ahora se accede fácilmente pues se llega en coche hasta lo alto del Monte de Santa Orosia, donde se encuentra la Ermita.
Una sola vez hice el recorrido a pié,
la experiencia es completamente distinta,
los romeros van haciendo paradas y dances,
a lo largo de la hermosa ruta de Santuarios.
Les acompañan las danzantes con trajes de vistosos colores y sombreros de flores;
bailan el antiquísimo "Dance de Santa Orosia",
haciendo golpear sus palos de boj al son del "chiflo" (flauta primitiva forrada con piel de culebra) y el "chicotén" (arpa hueca con cuerdas que se golpean con un palo).
Me ha emocionado ver la foto de tus padres,
tienes razón al decir que es “un tesoro” y no solo para ti.
¡¡Si esas hermosas montañas hablaran…..!!
Un año bajamos de Lanuza a Yebra y fué un día inolvidable. Tengo fotos de la procesión, la ermita, la fuente, la gente, la esplanada... Lo mas conmovedor es pensar en el montón de historias que en aquellos años nacieron allí.
ResponderEliminarAndando no he estado y me hubiera gustado mucho.En Yebra está la cabeza y en Jaca el cuerpo de Santa Orosia. Domingo Buesa escribió su tesis doctoral sobre la romería y tradiciones de Santa Orosia...interesantísimo!
Jo!y mis padres,casualidad.
ResponderEliminarPero bueno hay que seguir adelante.
Hay hombres y mujeres que luchan un
día y son buenos,hay otros que luchan
un año y son mejores, hay quienes luchan
muchos años y son muy buenos....
Pero hay quienes luchan toda la vida....
esos son los imprescindibles...y los nuestros
lucharón toda su vida.
Un abrazo muy especial.
paz m.j
Cuanto más mayores nos hacemos más recordamos y mucho más echamos de menos a quienes nos van dejando. Es como si nos faltara un pié, seguimos andando... pero no como antes!!!
ResponderEliminarLo bonito de esto es que has hecho tuyos sus recuerdos y sus historias y ahora, al compartilas con nosotros, los traes aquí de nuevo. No sé si sabes la suerte que has tenido al conservar a tu padre tanto tiempo y haber podido tener con él conversaciones de adulto. Mi madre murió hace ya 16 años y yo tenía 24, quedaron muchas cosas en el tintero, yo aún no estaba con ella "en pie de igualdad", todavía discutíamos si salía mucho o poco; y bien que siento ambas cosas.
ResponderEliminarMira Paz, los padres de Marcos tenían 82 y 88 años respectivamente cuando murieron. Mi padre 85. Y mi madre... 92, murió el 12 de enero del 2008. Ella fue la última. Los dos somos hijos únicos, así que hemos cuidado a los cuatro. Mi madre ha dejado mucho vacío porque era muy alegre y a pesar de que su enfermedad traidoramente se la comía, estaba en todo hasta el último momento. Soy incapaz de hablar mucho de ella...aún. Te entiendo perfectamente, pero esa época de la juventud la hemos pasado todos, ella te entendía seguro. Lo malo es que todo se cortó bruscamente para ti y eso es duro de superar.
ResponderEliminarTengo claro que, sea a la edad que sea, muerte repentina o enfermedad lenta, esperada o súbita, siempre es un golpe que no esperamos y pega igual de fuerte. Yo tardé unos 4 años en poder mencionar a mi madre sin echarme a llorar, y ahora sigo sin poder hacerlo algunas veces. No se me ocurre otro método para cambiar de mundo, pero éste no me acaba de convencer, desde luego. Fui a un colegio de monjas y en mi casa son creyentes, me pasé la vida oyendo hablar de la maravillosa noticia que suponía saber que íbamos a resucitar en un mundo mejor, pero nunca lo entendí del todo hasta que murió mi madre. Puede que mi fe sea producto de la cobardía porque me parece deolador pensar que esto es todo. Y desde que tengo a mi hijo el dolor de saber mi tiempo con él no es infinito me supera. Creo en Dios (que no tanto en la Iglesia) por pura cabezonería, no consiento que nadie me intente razonar lo contrario, porque no es racional, ¡eso ya lo sé yo!, pero no quiero oirlo, ni planteármelo siquiera.
ResponderEliminarEs que esto no puede ser todo, es imposible, algo hacemos aquí... pero somos incapaces de entender. Como tampoco somos capaces de entender la muerte de un niño. Por eso es necesario no pensar más. Con una venda en los ojos nos agarramos a la esperanza y ... vale!
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