¡Ya ha pasado la tormenta y ahora llega la calma! Estoy con mi amigo el ordenador y escuchando Onda Melodía en total relajación. En la calle hay -4º y el cierzo helado se ha adueñado de todo el espacio porque no se ve a nadie pasar. Día de Navidad helado aunque ha sido muy soleado y los que hayan subido a esquiar un rato esta mañana, han disfrutado por todo, por la nieve que ha caído esta noche, por el sol y por lo tranquilas que estaban las pistas. Otro día de Navidad a la mochila, con los buenos deseos, los gratos momentos, los tristes recuerdos, la alegría compartida y la tradición familiar que une el pasado con el presente.
Este año ha sido la primera vez que la pasábamos en nuestra casa y, encima Bernardo ha vivido la llegada de Papá Noel con unos nervios tremendos, y la apertura de los regalos ha sido espectacular. Cuando vió dos paquetes dijo que uno era para mí y el otro para él (a su padre ni agua). Al abrir el primero estaba emocionado con su coche, pero al abrir el segundo y ver que también era para él (una grúa para su estación de trenes) gritaba "¡Guau, guau, es para mí también!". Es como volver a volver la Navidad de la infancia, pero mejor. Eso sí, hasta bien avanzada la tarde no nos movimos de casa porque estábamos todos agotados de no dormir por la emoción.
ResponderEliminarNos reíamos con Marcos de la inolvidable experiencia de Bernardo, comparando con lo que nosotros vivimos hace años ya... pero que sigue presente, esos momentos no se olvidan nunca. Dale un achuchón bien gordo a Bernardo de mi parte. Durante unos días no tendrás niño.
ResponderEliminarMe encantan los niños, aunque pienso que tienen que recibir regalos con moderación para que sepan realmente valorar lo que tienen.
ResponderEliminarPero...¡Qué sería la vida sin estas fechas!
Seguro que viendo la carita de ilusión de Bernardo, los papás han disfrutado tanto como él. Me alegro mucho Paz, que aproveches estos momentos a tope. Los hijos se hacen mayores tan deprisa....
Estoy de acuerdo con la moderación, pero los abuelos no, en cuanto ven algo que creen que le va a gustar o él dice algo que le apetece, se vuelven como locos. Somos nosotros los que "minimizamos" los regalos, de hecho se pueden contar con los dedos de una mano los juguetes que le hemos comprado. Y mi hijo es un pelota impresionante, todo son besos, abrazos y achuchones; los llama por teléfono diciendo que quiere verlos (viven en Galicia y al día siguiente de esa llamada los teníamos aquí en visita relámpago) y, cuando llamaron desde Amsterdam, lloraba porque quería estar con ellos y con su primo Carlos (el viaje de Navidad que no pudimos hacer porque se puso malo). Hace con ellos un pandero, pero... es lo que hay, abuelos al fin y al cabo.
ResponderEliminar¡¡¡ Para eso están los abuelos, para malcriar a los nietos !!! El día que yo sea abuela... no saldrán malcriados porque me los comeré.
ResponderEliminarNo creas que no me acuerdo de ti, a los Reyes les hemos pedido que os traigan, al menos, un nieto este año. No digo que dos o tres porque tu hijo nos mata, pero me encantaría que el próximo año en tu foto de Navidad haya un bebé. Procura no comértelo hasta entonces, que los niños lucen mucho en las postales.
ResponderEliminarCon dos o tres si fueran como su padre... que se preparen a no dormir, se pasaba la noche feliz y ríendo, pero no nos dejaba pegar ojo.
ResponderEliminarSeremos buenos todo el año, a ver si los Reyes te escuchan.