He ido con el coche, me he encontrado las máquinas asfaltando en la calle Fermín Arrudi, que es donde lo dejo siempre, he seguido hasta el Centro de Salud y allí tenía un sitio perfecto. Después de ir a la farmacia, comprar y coger capazos he tenido que volver con el coche por donde no quería pasar ... atasco de coches, gente mirando, máquinas cruzando ... ¡he salido airosa del trance!
La médico y el farmaceútico son personas muy amables, siempre dispuestos a facilitar cualquier situación. Realmente me siento también parte de Sallent, si llega el día (como nos prometieron) en que seremos incluidos como un barrio, entonces ya podremos decir que hemos vuelto a casa.
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