Tenemos los rosales florecidos, están preciosos los rincones y a pesar de las constantes lluvias ellos han decidido marcar su presencia con un estallido de rosas, desafiando a las gotas de agua que mojan sus pétalos y que hacen inclinar las ramas más de lo debido.
Las golondrinas Romeo y Julieta siguen alimentando a sus dos hijitos, se turnan acarreando insectos para dejarlos en esos dos picos abiertos de par en par. Sus vuelos rasantes dan la sensación de que es estrecho el corral, pero lo tienen bien medido, cortan el aire con sus cabecitas rojas y se posan en el nido, a veces, las dos a la vez. Eso sí, siempre van juntas, mientras una está ocupada con sus pollitos la otra espera en el borde del tejado. Es enternecedor.
Dicen que hizo mucho cierzo frío la noche que encontré muertos a los otros tres.
Me reafirmo en lo que te dije cuando empecé a leer tu blog, no irá con rima, pero lo que escribes es poesía, eso es seguro. Y me acuerdo de Platero con entradas como ésta.
ResponderEliminarGracias Paz, gracias por todo lo que dices hoy y todos los días. Desde que escribiste la primera vez... china ... chana ... vamos andando y llevamos un año de camino juntas.
ResponderEliminar¡Que ganas tengo de verte!