EL TÉ de Santa Elena.

Yo lo llamo así porque una vez, hace años, cuando Lanuza era una  ruina, subimos toda la familia desde Jaca a comer a Las Cotatiechas, un campo que tenemos al otro lado del embalse y desde el que se ve el pueblo, nos gustaba subir los domingos y comíamos todos debajo de un pino grande. Ahora está allí nuestro fiel Remo. Repentinamente cambió el tiempo, recogimos todo y decidimos marcharnos, pero ... al pasar por el estrecho de Santa Elena vimos un costado abrigado y decidimos parar para comer. Justo en donde nos sentamos, el abuelo Melchor reconoció una mata de té y desde entonces lo llamo de Santa Elena. Después, casualidades que resultan curiosas, encontramos en el campo de Las Cotatiechas otra mata que un año tras otro nos da el té que guardo colgado del techo para que se seque bien. Tiene unas bolitas blancas y se cuece todo, ramitas, hojas y por supuesto las bolitas. Es muy bueno y suave. En Jaca fui a una herboristería para que me dijeran sus propiedades, pero no lo conocían ... ni quisieron conocerlo ... !!