Ahora que está el festival un poquito más a un lado, es otra cosa. Cada uno en su sitio, juntos pero no revueltos. Aparcan y se quedan por todos los sitios que pueden, pero al estar el recinto fuera del pueblo ya podemos respirar. Sigo recordando cuando, al terminar las actuaciones, se sentaban por ventanas y portales con sus vasos de bebidas u otras cosas ... y lo peor de todo sin servicios, que dicho sea de paso ... por la mañana saltaba a la vista el repugnante resultado de una noche descontrolada. El camión de la basura no podía hacer su trabajo porque se encontraba durmiendo por el suelo a cualquier "muerto" ... Una mañana llamamos a urgencias porque un chico, en medio de la calle, no reaccionaba a ningún estímulo. Al ponerle una inyección se levantó. Esto lo vi yo con mucha pena: un pobre desgraciado estaba en cuclillas desahogándose por arriba y por abajo a la vez ... !! Perdón. Se llenaba de tiendas de campaña como setas.
El festival era una especie de concentración (botellón), de jóvenes de todo el mundo y no exagero. Al terminar las actuaciones, entraban ellos a la discoteca y se le daba la vuelta a la diversión ... toda la noche el bum-bum y un olor repugnante que inundaba el pueblo. Así era la parte que no se quería ver ni decir. Nosotros, hartos de protestar, al final teníamos que limpiarlo. Poco a poco (muy poco a poco) fueron tomando conciencia de nuestro problema y por cuestiones de seguridad pusieron algún vigilante, más que nada para que no se colaran en las actuaciones o no se les cayera alguna casa encima, pero ya era algo, si ocurría cualquier incidente serio por lo menos alguien se enteraría !! Así fueron los primeros años, hasta una manguera para defendernos de incendios nos negaron.
A pesar de los miles de chicos y chicas que pasaron por Lanuza nunca hubo incidentes desagradables con ellos, no nos tocaron ni una maceta. Los problemas eran de otra clase.
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