El bastidor para bordar

Cuando mi hija era pequeña quiso aprender a bordar, le preparé el bastidor y en un trozo de tela le dibujé una flor ... dio media docena de puntadas y ... allí se quedó para el recuerdo. Con él hice mi primera sábana bordada en la escuela de Broto, las tardes estaban reservadas para las labores, no tenía aún los nueve años. Era de puro algodón de la Viuda de Tolrá, entonces no había mezclas, fina y blanca al principio, el bordado eran lazos y flores cosidos con hilo gris ... el mismo color que cogió la tela al final ... !! Aquellas tardes cálidas de escuela en donde las agujas, el dedal y las tijeras se escapaban ruidosamente al suelo de madera y mientras se buscaban servía para hablar furtivamente con otras compañeras de pupitre, la sábana  también quería pasearse por el suelo, cosa que al fin conseguía una parte mientras la otra era agarrada fuertemente con el brazo que era corto para tanta tela y que  acababa teniendo como dibujos adicionales los bordes grises del bastidor, al final parecían aros de las olimpiadas. Pero, para eso estaban las madres, para lavarlas y plancharlas con un poquito de almidón y con orgullo guardarlas en el armario como principio de la pliega. Ahora el bastidor, con su flor, está en la habitación de mi hija ... como recuerdo.