Otra noche pasa la luna por encima de los tejados y se asoma al corral. Tiene que pegar codazos a las nubes para poder mirar mientras ellas quieren cubrirla con sus mantones grises. Tan alta, tan alta va, que los rayos del sol apenas le hacen una caricia sin darle calor, se la ve descolorida y con cara de hielo. Seguro que terminará refugiándose entre los mullidos algodones, dejará que la envuelvan y se dormirá. La noche se volverá cada vez más oscura y fría hasta que el sol nos traiga el nuevo día. Mañana veremos si la nieve ha puesto tocas blancas sobre las cabezas de las montañas como si fueran un grupo de imponentes monjas.
Estas de un poetico que lo viertes.
ResponderEliminarY eso que hacía frío en la ventana !!!!!!
ResponderEliminar