Un banco en la cuesta.

Cuando mi madre aún podía andar, nos subíamos paseando desde Lanuza hasta la carretera y siempre se quejaba de que por allí hacía falta un banco. Terminan de poner uno justo en mitad de la subida, perfecto el sitio. Cuando pensamos en estas comodidades útiles, es que ya son necesarias. Hace veinte años, cuando empezamos a trabajar en el pueblo, subir y bajar la cuesta era pan comido ... ahora ese banco va a estar muy solicitado, yo ya lo he estrenado.