Negro.

 

Negro del todo, ese es el amiguito fiel de Bolo que ronda por los alrededores de casa. El otro día, que hacía muy buena tarde, tenía la puerta que dá al corral abierta para que mi minino subiera y bajara cuando quisiera y yo estaba tranquila porque a la calle no podía salir. De pronto, escuché unos resoplidos exagerados y me asomé por la ventana, pensando que estaban riñendo los gatos de la calle.

Menuda sorpresa, era Bolo !!

El pobre Negro había pasado por debajo de la puerta y Bolo, unos peldaños más abajo, no le hacía el recibimiento que se espera de un amigo, no, así que el gatito se dió la vuelta y se fue por dónde había entrado. Al día siguiente, en la calle, ya era otra cosa, allí no había nada de nadie o todo de todos, pero el corral, ojo, ese es sólo suyo!!