Un cuento.

Erase una vez un país en el que había un castillo, Las Cortes, en él habitaba un mago llamado Constitución.
Pasaron años felices porque el mago era atento y servicial.

Pero se acabó el dinero, se lo comió el fiero león que habitaba en las mazmorras, llamado Crisis, mientras olvidaron a su hermano Futuro que   seguía hambriento y ... se marchó.

Qué podían hacer!?

Los mayordomos del castillo, cada uno con su uniforme de color partido político, se echaban la culpa los unos a los otros por haber dado de comer a la horrible fiera. Mientras, los habitantes atemorizados, se empezaban a mirar mal entre ellos y cogían piedras para tirárselas. Ademas soplaban aires de tormenta,  una borrasca llamada Desesperanza amenazaba con entrar por los Pirineos.

De repente se cerraron los cielos y empezaron a caer todos los elementos a la vez ... La gente corrió a refugiarse en el castillo, pero Constitución se había quedado sorda. Los mayordomos sólo pensaban en discutir y discutir, no se enteraban de lo que ocurría en la calle.

Entonces, los habitantes corrieron al bosque y decidieron atacar ellos al león Crisis. Consiguieron apresarlo entre todos y atarlo al pie del castillo. Futuro, al cabo de un tiempo, volvió al lado de su hermano con la esperanza de que ahora le dieran comida.

Cuando todo pasó, los habitantes comprendieron que, con las piedras que aún llevaban en la mano, debían construir un edificio sólido, moderno ... que no necesitara de mayordomos uniformados; instalar contadores  para controlar gastos; poner al frente personas capaces, números uno de cada universidad y al mago Constitución hacerle algunos trasplantes necesarios en el oído.

Aquel país prosperó tanto que fue un ejemplo para otros y los mayordomos huyeron avergonzados guardando sus uniformes en el baúl de los recuerdos de SUS desvanes. 

Colorín, colorado ... este cuento se ha acabado.