" NADA HAY MÁS NUEVO QUE EL AMANECER DE CADA DÍA " - EMPIEZO EL BLOG EL 3 DE JUNIO DEL 2.010 - (mi refugio)

27/10/13

Domingo

"Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano. El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias." En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!" Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado."  .- Evangelio


Respeto todas las creencias, e incluso la ausencia de ellas, pero YO sigo la tradición de mis padres que es donde hallo mi PAZ INTERIOR. No puedo dejar mi alma desnuda, necesito un vestido para ella y el que tengo en casa me sirve, no quiero rebuscar otro por el mundo aunque sí que me gusta ver los escaparates, admirarlos e incluso copiar algún detalle.

3 comentarios:

  1. Sobre el tema que hoy figura al principio de tu entrada está visto que no se ha dejado de reflexionar:
    "Estamos en plena cultura del envase. El contrato del matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios". (Eduardo Galeano)
    Ya que empezabas la entrada con un texto evangélico y pensando en lo del vestido para el alma, a mí se me ha ocurrido lo siguiente:
    Antes de lo de la manzana, el emporio Armani lo hubiera tenido difícil en el Jardín del Edén. La industria del calzado habría entrado en quiebra de haberse instalado en las inmediaciones de la zarza del Horeb. En aquel camino que bajaba de Jerusalén, la ropa poco contaba, por menos de nada le dejaban a uno apaleado,sin vestido y al borde de la muerte, mientras la gente "fashion", pasaba de largo. En medio del tumulto iba un joven que, contraviniendo toda regla de estilo, vestía una sábana. Quisieron echarle mano, pero tiraron de la sábana y escapó... ¡desnudo! Y qué decir de aquel pobre muchacho que tantas expectativas generó en algunos, pero que acabó tan mal. ¡Si hasta se echaron sus ropas a suertes!
    No obstante, confieso que mientras escribo esto voy vestida y que bien podría hacer mía esta breve sentencia de Candela Sevilla:
    "Antes te enseño el culo que me desnudo el alma"

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  2. Muy buena, A.M.E., la ultima frase, me la apunto.

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  3. Tu comentario es muy enriquecedor, como siempre, pero tanto el principio como es final ... que maravilla, como dice Luis, para apuntarlas.

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GRACIAS POR TU TIEMPO.