El saber como acumulación de conocimientos no es el saber que implica tener sabor. Aquello que realmente sabe se paladea, es soluble, nos estimula y favorece nuestra digestión. Es por eso que nos gusta y le gustamos. Ese saber, da gusto. El sabor no se transmite, está ahí. No obstante, se despierta y se potencia al calor de una buena lumbre, con una pizca de sal.
Que bueno, me encanta. Besos.
ResponderEliminarEl saber como acumulación de conocimientos no es el saber que implica tener sabor. Aquello que realmente sabe se paladea, es soluble, nos estimula y favorece nuestra digestión. Es por eso que nos gusta y le gustamos. Ese saber, da gusto. El sabor no se transmite, está ahí. No obstante, se despierta y se potencia al calor de una buena lumbre, con una pizca de sal.
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