Paseo Manuel Gimenez Abad
La primavera juega al escondite a espaldas del invierno. Se asoma juguetona y sabe que es muy bien recibida por todos. Los árboles son los más agradecidos, tanto que se arriesgan a que el hielo queme sus tiernos brotes y corte su alegría retardando su reaparición. Es justamente lo que va a ocurrir en esta tierra donde las montañas, con sus neveros repletos, son las mejores anfitrionas para recibir la nieve que aún falta por llegar.
Aquí, en La Rioja Baja, haciendo vértice con Aragón, Soria, los almendros están majestuosos, el olor azahar lo impregna todo.
ResponderEliminarPero, tenemos a la vista el Gran Moncayo y mientras este tiene nieve en su cumbre, tenemos peligro de heladas; como bien dices puede ser, que sus flores no se conviertan en frutos.