Subida a Sarratones

Subo por la pista que llega hasta el Frondón pero yo me quedaré mucho antes, en Sarratones, donde tenemos los arbolicos que Marcos y yo plantamos y cuidamos con mimo. Era como enraizar otra vez nosotros mismos después de la expropiación. 

En la fuente de Sarriales hay que beber, aunque no se tenga sed, en recuerdo de todos los que subian y bajaban a los campos cansados de trabajar, machos incluídos.

Sierra Telera. Estoy pensando en los animales del Parque Faunístico Lacuniacha, estarán contentos de que se les haya ido la nieve.

Llego a Sarratones después de un año sin haber podido subir a pie, por la larga y dolorosa fascitis plantar. Los arbolicos están muy majos, algunos con mucha flor. Los miro con cariño desde la cleta.

No entro por ese rechazo a las culebras que no puedo dominar y es que ahora salen medio dormidas de su letargo y no sé si se enteran mucho de que un humano anda cerca ...

En las faldas de la peña picuda hay un pueblo enterrado hace siglos,  por un desprendimiento de la montaña o pudo ser un terremomoto.

Desde Sarratones y bajo una hermosa cerecera, me siento a ver el valle y escucho el silencio que susurra recuerdos

Doy la vuelta al campo por las sendas de las vacas ...

... paso por entre artos llenos de flor, a ver si en otoño tienen muchos arañones (endrinas) para hacer pacharán ... 

Ya estoy por el otro lado del campo y puedo hacerle la foto a esta manzanera tan florecida. Si Marcos la viera ... aunque yo sé que la ve con mis ojos. 

Por aquí también había senderuelas paro sólo he encontrado éste que se le parece pero no es ... y allí se queda.

Floretas

Y bajo contenta de haber estado, muy contenta. En la mano llevo la chaqueta y el jersey, hace un calor de agosto en la calle, el contraste está al entrar en casa, que no se ha calentado tan deprisa y se sigue necesitando un poco de fuego.  

Llego a Lanuza desancada, como dice Esther. Un trago de agua en la fuente del Fondanar me resucita  !!!