H. Lanuza II.- (Marcos)

G A N A D E R Í A

Lanuza como se ve en estos datos anteriores, era más ganadero que agrícola. Yo conocí más de seis mil ovejas hasta los años 1965, en que empezaron a disminuir y aumentar las vacas. El ganado ovino, empezó a bajar en esos años por falta de pastores, llegó la industria y los trabajadores se incorporaron a ella, era mejor vida, aunque los sueldos eran mas bajos y la vida en las ciudades, más cara, pero tenían vacaciones, así empezó la despoblación de los pueblos de montaña, aunque no en Lanuza.

 Las vacas no se sacaban fuera y tenían todos los vecinos del pueblo, digo del pueblo porque también vivían varias familias venidas de fuera que trabajaban en las obras que las Eléctricas construían en Sallent. Al mismo tiempo se tenía mulas, éstas, como las vacas, pasaban el invierno en las cuadras del pueblo, que se alimentaban con los pastos que recogíamos durante los meses de verano en los prados, tiempo que pasaban en los montes tanto de Formigal como en la Selva o el Frondón   Las vacas eran de razas de carne, aunque se ordeñaban y se vendía la leche primero a una central de Biescas y luego a Zaragoza, (Cluzasa), esto se hacia mientras estaban en las cuadras, porque a primeros de Junio se llevaban a los pastos de Formigal con los terneros que estos se vendían en el mes de Septiembre y Octubre. (Antes que se me olvide diré que los montes de Formigal todo lo que hoy ocupa la estación de esquí excepto la Articalangua, monte ocupado por los hoteles y apartamentos, era mancomunado con Sallent, ellos tenían dos partes y nosotros una) En este tema diré que, a finales de Julio y primeros de Agosto del año 1863, por el perito D. Lorenzo Buesa, nombrado por la Junta Provincial de Fomento de Huesca y dos mas, nombrados uno por el Ayuntamiento de Sallent y otro por el de Lanuza, se procedió a la medición y partición de los montes mancomunados entre los dos Ayuntamientos referidos, denominados Orindera, Ministerio-Moncalvos, Formigal, Molina y Canciecho, de cuyo acto se levantó acta en triplicado ejemplar, una para cada uno de los Ayuntamientos y el primero para unir al expediente general y ser archivado en la Delegación de Hacienda de Huesca. En el archivo que el Ayuntamiento de Lanuza poseía y que entregó al de la Diputación Provincial de Huesca, dice: Considerando que la pertenencia de los expresados terrenos, aparece plenamente demostrada con las copias compulsadas que se han aducido, de los privilegios  que los Reyes de Aragón, D. Pedro IV  y D. Alfonso V. otorgaron a los habitantes de los pueblos del Valle de Tena, en los años 1356 y 1427, confirmándoles en el dominio, posesión, uso y aprovechamiento de sus montes comunales. ( Lanuza nunca renunció a los montes propios ni a los comunales, porque en la fusión del Ayuntamiento, nos reservamos el derecho de los pastos tanto de los propios que a partir del 30 de Junio no pueden pastar los ganados de Sallent, como en los mancomunados, que no tenemos que pedir permiso  para subir nuestros ganados. Por eso, las vacas y las mulas, las llevábamos juntas con ellos y las cuidaban los mismos pastores). Llegó a haber más de trescientas vacas. Conseguimos que fueran todas de raza parda alpina, los terneros eran muy apreciados por los recriadores, sobre todo catalanes. El dia 10 de Septiembre se celebraba una feria de ganado vacuno en Sallent, pero muchos años el dia 9 en Lanuza ya vendíamos los nuestros, si el mercado iba bien los compradores andaban locos para poder comprar todos los que podían pero había años que te hacían la puñeta para poder venderlos, en una ocasión teníamos en nuestra casa dos terneras para vender, no estaba mi padre, llegó un catalán, las vio y me dijo: ¿cuanto valen las terneras?. Yo le contesté a 20.000 pesetas cada una, él me dice: te las pago a 18.000. Sin pensármelo dos veces le dije: entra y márcalas. Cosa que así hizo. Esto me lo ofreció en la calle, si no hubiera aprovechado esa ocasión se hubiera ido sin comprarlas, no valían tanto. En Lanuza sino por el pantano hoy habría menos vecinos ganaderos pero con muchas mas vacas, a mí me encantaban a pesar de que nos hacían pasar malos ratos muchas rabias y largos paseos por los montes. En la temporada de los partos, Febrero –Abril, nos levantábamos por las noches, a veces teníamos que llamar a algún vecino para que nos ayudara a tirar, sobre todo en las de primer parto, si venía bien, con un poco de ayuda salía enseguida,

                                 

pero si había algún problema, entre los vecinos tratábamos de solucionarlo, porque el veterinario que teníamos, D. Rogelio, de machos y mulas entendía mucho pero de vacas no tenía ni idea (recuerdo de crío, que bajaron del Frondón una mula de casa de Pepe, que había comido NAPECH, hierba venenosa, echaba mucha espuma por la boca, y para contrarrestar el veneno, les dijo que le dieran una botella de CAL VIVA, lo cual la termino de matar. Nunca se puso al día con las enfermedades de las vacas, cuando visitaba alguna enferma, la primera expresión que soltaba, era: ¡Esta se cura con un cuchillo así de largo!, y te enseñaba todo el brazo estirado. En una ocasión, mandó bajar las vacas del puerto de Formigal para vacunarlas, dijo que a las diez de la mañana, subiría de Escarrilla a Lanuza para vacunar. A las diez, ya estaban las vacas en Lanuza, eran las tres de la tarde que no había llegado, acordaron volverlas a subir al puerto de Formigal, cuando llegábamos a la altura de la casa de Obras Públicas, se presenta con la Guardia Civil, para que las volviéramos a bajar a Lanuza, cosa que así hicimos, yo subía con ellas. ¿Qué persona teníamos por veterinario? ¿Qué paliza llevaron las vacas con las crías pequeñas ese día? ¿Dónde pasó la noche?, donde siempre........., esta persona teníamos por veterinario. El Valle de Tena entero intentó echarlo, pero no pudo ser, tenía apoyos "ministeriables".

Con las vacas, lo peor era  llevar el estiércol con los machos a los prados (en esta historia aparecerá muchas veces la palabra machos, son los mulos de trabajo que así los llamamos), pero era nuestro medio de vida y había que hacerlo, hoy sería otra cosa.

A finales del mes de abril o en los primeros días de mayo, por lo general el monte de la Selva ya estaba verde, teníamos muchas ganas que esto sucediera para poder sacarlas de las cuadras, estábamos cansados de darles de comer y recoger el estiércol, se hacía muy largo desde el mes de noviembre, y lo contentas que salían a pastar la nueva hierba y poder tomar el sol. Durante el mes de mayo, cada vecino se cuidaba las suyas, aunque normalmente iban juntas las del pueblo, como no daban mucho trabajo a los pastores y nos juntábamos varios, nos divertíamos haciendo un juego que se llama la ¡PICHONGA!, y consistía en lo siguiente:

Se hacían varios hoyos en circunferencia, tantos como jugadores había, menos uno, que a este se le hacía otro hoyo en el centro de la circunferencia, este se ocupaba a suerte o voluntario, cada jugador tenía que llevar la vara de pastor y ocupar un hoyo de la circunferencia, el del centro, le tiraba su vara a uno cualquiera y este, le tenia que dar un golpe con la suya y enviarla lo mas lejos posible, mientras el jugador del hoyo del centro iba a buscarla, los demás, con sus varas, tenían que mojar en el del centro, pero si el jugador del centro, había conseguido recoger su vara pronto, podía quitarle el hoyo a uno de los jugadores, y este tenía que pasar a ocupar el del centro y así sucesivamente, era una de las formas de pasar el día en el monte, las mujeres aprovechaban más el tiempo, haciendo calcetines o jerséis de la lana de sus ovejas.

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