La cortinilla de la puerta, con el nombre de la casa, es un detalle bonito. Es como las enaguas que asoman coquetas, por debajo de las faldas de piedra. Chistau es otro valle, pero sus dueños quisieron poner ese nombre a su casa (era una cuadra) y así hermanar las dos tierras, bajo el mismo techo de los Pirineos.
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