Como es habitual, la Iglesia está en la parte mas alta de la villa. Hay una serie de escaleras que suben y suben hasta llegar al templo, dedicado a La Asunción. Es de estilo Gótico, del siglo XV. Hoy, como es domingo y siguiendo la tradición de nuestros padres, hemos ido a misa. Los saludos con los vecinos, el intercambio de impresiones, confirmar el frío que hace y después, aquietar el espíritu, dan una sensación de paz ... inigualable. Se puede estar mas o menos de acuerdo con el sermón que toca, pero el cura es una persona con sus propias ideas, que no tienen porque coincidir con las mías, saltada esa pared, el terreno ya es llano del todo. Y alguno pensará: "Pues ¿Por qué vas?" Y yo le diría: "Voy porque es una necesidad para mi , no tengo otra explicación. A veces, cuando vienen los Testigo de Jehová, me gusta curiosear en sus creencias. No somos tan diferentes. Todo se reduce a Dios, que es mucho, pero no bastante. Yo pienso que, en el Universo Infinito... incapaces de comprenderlo, representamos una arenilla, nada. ¡ALGO TIENE QUE HABER! Pero no justamente como nos lo imaginamos en las distintas religiones. Yo me siento en el banco de una iglesia y sin pedir nada, sin dar gracias de nada, sin pensar nada... salgo contenta, como si le hubiera dado un chocolate con churros a mi alma. ¿Para que voy a darme cabezazos contra la pared, reñir con quien piensa de otra forma e incluso matar, si no lo voy a ver mas claro, ni voy a tener mas razón? ¡Cuanto sufrimiento inutil a lo largo de la Historia!
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