PANTICOSA

¡Hoy si que hemos llegado hasta Panticosa! Subidas, bajadas... chino, chano... charrín, charrando. Contando historias de antes. Un día, en la escuela, estaba un niño leyendo de pié delante de una niña que hacía labor. Ella con la aguja le pinchaba por detrás. Al darse cuenta la maestra le dijo: "Ven, a ver como pincha tu madre las morcillas". Con la misma aguja le pinchó repetidas veces en el brazo. También contaban de una vecina que le gustaba coger lo que no era suyo y un día la encontraron en una cuadra, que no era la propia, con un conejo en la mano, para disimular decía "estoy tocando estos conejos para ver si engordan" y lo soltó. También recordaban, ver por las calles a un hombre atado con la misma soga que había robado, para avergonzarlo. Hemos llegado a punto para encender el fuego, pues el sol ya se escondía por detrás del Peñón de la Selva.