Hoy hemos bajado a Jaca y no ha parado de llover, con viento. He regado mi maceta de bojes, es mi bosque enano, me hace mas ilusión que un rosal. Mi abuelo Benito, yayo, era muy mañoso para trabajar el boj, hacía cucharas, tenedores, castañuelas normales y pequeñas (para un dedo), canutos llenos de dibujos tallados para guardar las agujas de mi abuela... Además tocaba el acordeón, arreglaba relojes... Infinidad de trabajos delicados. Su carácter era tranquilo, amable, humilde, sin dar importancia a lo que hacía... yo tampoco le daba porque era algo cotidiano. Ahora lo veo todo con los prismáticos del tiempo y aquellos recuerdos brillan con luz propia.
Me has hecho recordar (aunque nunca lo olvido) a mi tío Pepe, mi padrino, murió el 30 de Junio de hace 2 años. Era buenísimo haciendo cosas con metal, nos hacía colgantes, juguetes... y nos arreglaba lo que fuese. En mi armario han quedado unos pendientes con una pieza suelta que pensaba llevarle. Creí que tendía todo el tiempo del mundo para pedirle el favor, pero no, el tiempo no fue suficiente. Fue el tío con quien más contacto tuve, marido de la única hermana de mi madre y padre de mi prima María, de mi edad, cómplice en la infancia, adolescencia y aún ahora. Perderlo fue perder parte de mi infancia, de los días de playa y de excursiones agotadores incluso para nosotras, con un final feliz de patatas con huevo y ensalada.
ResponderEliminarSon vivencias que nunca se olvidan, yo creo que crecen en proporción a los años que van pasando.
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