Con el teléfono primero e Internet ahora ... las postales navideñas han dejado de dar trabajo a los carteros. Aún hay personas fieles a la tradición, no falla su postal en el buzón y, de verdad, siento pena y añoranza mezcladas con agradecimiento infinito por el tiempo dedicado al recuerdo y cariño familiar. Reconozco que he pasado unos años en que, sin dejarlo del todo, he abandonado la costumbre de felicitar, por escrito, a mi familia y amigos...la excusa... el teléfono. Hoy he decidido volver a empezar. Mi padre, cuando llegaban estas fechas, era como un deber para él escribir la tarjetas, lo hizo mientras la vista lo acompañó e incluso ayudándose de una lupa. Por su recuerdo. Por su dedicación. Por su esfuerzo... yo también quiero seguir.
Yo también recuerdo de pequeña que, hacia la fiesta de la Purísima, mamá empezaba a mandar felicitaciones de Navidad a toda la familia. Años más tarde, me pasó el testigo a mi, con el cual sigo, porqué esta tradición no me gusta que se pierda, al menos por mi parte, La generación que sigue ya es otro cantar, pues están más familiarizados con la nueva tecnología, que de comprar las felicitaciones, sellos, escribirlas y mandarlas. En el año 2001 mandé 45, en el 2006, 37 y este año 32. Cada año menos y no es porqué me haya enfadado con alguien, sinó que desgraciadamente nos han ido dejando, aunque siempre estarán con nosotros en el recuerdo.
ResponderEliminarMªJosefa, al mandar tus felicitaciones has hecho tres cosas: nos has felicitado como siempre lo haces; has reforzado la tradición y además me has arrastrado a mi para que vuelva a seguirla también. Si encima ayudamos a mejorar algo, tu Médicos sin Fronteras y yo Unicef, resulta que el sentido de nuestras tarjetas se refuerza.
ResponderEliminarUltimamente yo soy un desastre que compra postales con tiempo e intención de enviara y a la que la Navidad cae de repente como un aguacero, y yo, sin paraguas. Así que acabo enviando postal por internet con foto del peque incluida, cosa que haré entre hoy y mañana (ayer estuvimos con Aliatar y espero sacar de esas fotos alguna que sirva al caso). Mientras tanto quiero dejaros aquí un artículo que habla del sufrimiento, de la fe, la esperanza y la recompensa a una vida comprometida. Si tenéis un momento echadle un vistazo y consideradlo un cuento de Navidad intemporal y con final feliz. Un abrazo a tod@s, en especial a Angelines, a Laura, nuestra wikipedia particular, a Luna Azul y Nana, y a mi tocaya Paz m.j.
ResponderEliminarhttp://www.elpais.com/articulo/sociedad/Era/nino/calle/salvo/madre/elpepisoc/20071010elpepisoc_8/Tes
Tenéis razón en lo de las felicitaciones pero como a falta de pan, buenas son las tortas, aquí queda mi felicitación para todas vosotras, que me hacéis pasar muy buenos ratos y un abrazo muy especial para Laura.
ResponderEliminarBesos, Pepa.
UN ABRAZO MUY FUERTE PARA TODAS CON TODO MI CARIÑO E ILUSIÓN. NUNCA PENSÉ QUE MI BLOG SE ENRIQUECERÍA TANTO. MUCHÍSIMAS GRACIAS.
ResponderEliminarMario Capecchi: de niño mendigo a Premio Nóbel de Medicina 2007
ResponderEliminarQue Mario Capecchi se iba a convertir en un reconocido genetista molecular es algo a lo que casi nadie hubiera apostado durante su niñez. Cuando tenía cuatro años, en plena II Guerra Mundial, su madre fue llevada al campo de concentración de Dachau, en el sur de Alemania. Durante cuatro años, Capecchi, que nació en Italia, fue un niño de la calle, que mendigaba y robaba para sobrevivir.
Como dice Paz, una historia preciosa de sacrificio y afán de superación.
Por muy mal que estemos, hay que seguir luchando, nunca sabemos lo que nos depara el futuro.
Gracias por tu abrazo Pepa, siempre se agradecen, pero en estos momentos se necesitan más que nunca. Te deseo que hayas pasado una Feliz Navidad
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