Se cuenta que el rey de España Alfonso XII y el duque de Sexto habían salido una noche a pasarlo no del todo mal y regresaban a Palacio. Se les había unido un desconocido, persona de trato agradable y campechano. Esas amistades que se hacen al aire de la noche. Fueron andando hasta el Palacio Real y allí se detuvieron. El duque de Sexto dijo: "-Nos despedimos aquí". Alfonso XII le dijo: -"Duque de Sexto, en mi palacio para lo que sea". Alfonso se despidió también: -"Alfonso doce, aquí, en el palacio Real". Y el desconocido, que no los había reconocido por los vapores del vino, muy serio, se despidió así: -"Pío nono, en el Vaticano, siempre a disposición de mis amigos".
(Europa Sur)
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