"En enero se hiela el agua en el puchero y la vieja en el leñero". Todos los días nos levantamos con -6º y los glacis de la Ciudadela blancos de escarcha. Cuando llega el sol, es mejor dar una mirada al termómetro antes de salir porque engaña, el día es precioso y luminoso, pero ... hay que abrigarse bien. Hasta los pajaritos buscan el sol... y los pensamientos de la ventana, encogidos por el hielo de la noche, se van levantando poco a poco cuando llegan los primeros rayos. Estos días son traicioneros, miras al sol cálido y amable pero, por detrás, el frío te dá un buen garrotazo.
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