" NADA HAY MÁS NUEVO QUE EL AMANECER DE CADA DÍA " - EMPIEZO EL BLOG EL 3 DE JUNIO DEL 2.010 - (mi refugio)

24/3/11

EL PRESENTE

Laura ha dejado un nuevo comentario en su entrada "LA VELA INCOMBUSTIBLE":

Es un poco largo, pero tan bonito, que quiero compartirlo con vosotr@s.
HOY DÍA 24 DE MARZO ES UN REGALO

Dos hombres enfermos, ocupaban la misma habitación de un hospital. A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora. Su cama daba a la única ventana de la habitación. El otro tenia que estar todo el tiempo acostado boca arriba. Los dos charlaban durante horas Y cada tarde, cuando el hombre de la cama junto a la ventana podía sentarse, pasaba el tiempo describiendo a su vecino todas las cosas maravillosas que podía ver desde la ventana.
El hombre de la otra cama empezó a desear que llegaran esas horas, en que su mundo se ensanchaba y cobraba vida con todas las actividades, colores del mundo exterior. La ventana daba a un parque con un precioso lago. Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas. Los jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris. Grandes árboles adornaban el paisaje, y se podía ver en la distancia una bella vista de la ciudad.
El hombre de la ventana describía todo esto con un detalle exquisito, el del otro lado de la habitación cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Pasaron días y semanas. Una mañana, al entrar la enfermera se encontró el cuerpo sin vida del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía. Tan pronto como lo considero apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana. La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la habitación. Lentamente, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior; por fin tendría la alegría de verlo el mismo. Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama… y se encontró con una pared blanca.
El hombre preguntó a la enfermera qué podría haber motivado a su compañero para describir cosas tan maravillosas a través de la ventana. La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indico: “Quizás solo quería animarle a usted”.
-Epílogo: Es una tremenda felicidad el hacer felices a los demás, sea cual sea la propia situación. El dolor compartido es la mitad de pena, pero la felicidad, cuando se comparte, es doble. Si quieres sentirse ric@, cuenta todas las cosas que tienes y que el dinero no puede comprar.
¡¡“HOY ES UN REGALO, POR ESO SE LE LLAMA PRESENTE”.!!


4 comentarios:

  1. Ya lo conocía pero cada vez que lo leo me hace pensar.
    La felicidad que se siente al hacer felices a los demás es enorme. Un abrazo

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  2. Muchas gracias, Chelo, yo también lo conocía pero al ponerlo Laura en un comentario se lo he copiado porque es precioso. Besos.

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  3. Yo no lo conocía y me alegro que lo hayas puesto porqué me ha gustado. Es bueno que reflexionemos y veamos con qué poco se puede hacer feliz a los demás, solo hace falta, querer hacerlo.

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  4. Y lo mejor de esta historia es que los dos eran felices.

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