Un agente sube con la camilla al helicóptero -lo iza la grúa del aparato- durante la práctica..R. GOBANTES

Da igual que sea Navidad o su propio cumpleaños, ellos siempre están de guardia. Pasan el día entre bravas aguas, escarpadas paredes, blancas laderas o en los picos, rozando casi el cielo. Tal vez por ello
hay quien los ha bautizado como los ángeles de las montañas, porque ese es su medio natural y porque allí desarrollan su trabajo: salvar vidas. Son los
agentes de los equipos de rescate de la Guardia Civil de montaña de Huesca que el año pasado practicaron 324 rescates, en los que auxiliaron a 660 personas. El número de rescates descendió respecto a 2009, pero no así el de fallecidos, que se elevó a 31, la cifra más alta de la última década.
Hasta 25 grados bajo cero soportaron en Panticosa en enero para localizar a un montañero que falleció sepultado por un alud. También el mercurio jugó en su contra hace unas semanas, cuando estuvieron 20 horas en medio de una ventisca y con fuerte riesgo de aludes para socorrer a dos montañeros heridos a más 3.000 metros de altitud. Para eso hay que estar preparado. Entrenamiento, entrenamiento y más preparación forman parte de su labor diaria.
Todo el mundo teme al mar y, en general, hay muy poco respeto por la montaña. Si hablamos de gente que va a pasar el día y a caminar un rato por alguna ruta y lo comparamos con quienes van a pasar un día de playa, este es el resultado. En los Picos de Europa todos los años muere alguien, en cambio no es raro que pase el verano sin que haya ahogados en las playas. En Gijón, si no los hubo, se cuelga un ramo de laurel en la Escalerona (la escalera más grande del paseo), y yo sólo recuerdo 2 años sin ramo. Me estoy acordando que la madre de Anne Igartiburu murió en Asturias en una operación de búsqueda de un niño que se perdió durante una excursión del colegio. No estoy segura si nunca más apareció, o si un montón de años después encontraron sus restos en una grieta, pero el helicóptero en que viajaba un grupo de ayuda del País Vasco se estrelló y murieron todos. A mí la montaña no me da miedo, pero sí muchísimo respeto, en cuanto veo una nube o un rastro de niebla, me doy la vuelta corriendo, que allí todo cambia muy deprisa.
ResponderEliminarGran labor,toda mi admiración por el trabajo que hacen.
ResponderEliminarSon nuestros ángeles de la guarda.
Estos profesionales merecen todo mi respeto y los que me enfadan son esas personas que se creen "los mejores" y corren riesgos innecesarios, como por ejemplo las que salen a sabiendas que hay temporal, los que se van por pistas no habilitadas , etc.
ResponderEliminarUn beso
Todo mi agradecimiento y admiración. Y desear que sus cuarteles y su equipo, tenga un poco del presupuesto que se ha gastado el ministro del interior con el helicóptero que, supuestamente,es para los Geos, pero que, visto lo visto, será para algún VIP del Gobierno.
ResponderEliminarViva la Guardia Civil.
¡¡¡ MUCHAS GRACIAS A TODAS !!!
ResponderEliminarCon sol o con ventisca, los equipos de la Guardia Civil entrenan a diario para mantenerse en perfectas condiciones porque las emergencias son imprevisibles.
ResponderEliminarY la mayor parte de las veces “ELLOS” se juegan la vida, por la inconsciencia de algunos que se arriesgan por capricho y sin conocer los peligros de la montaña.
A TODOS ESOS GUARDIAS CIVILES ANÓNIMOS, “ANGELES DE LAS MONTAÑAS” A SUS MADRES, ESPOSAS, NOVIAs....
¡¡¡GRACIAS!!!
GRACIAS A PERSONAS COMO TÚ.
ResponderEliminarUna sonrisa no cuesta nada y produce mucho.
ResponderEliminarEnriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quienes la dan.
No dura más que un instante, pero su recuerdo a veces es eterno.
Nadie es demasiado rico para prescindir de ella.
Nadie es tan pobre como para no merecerla.
Da felicidad en el hogar y apoyo en el trabajo.
Es el símbolo de la amistad.
Una sonrisa da reposo al cansado
anima a los más deprimidos.
No se puede comprar, ni prestar, ni robar,
pues es una cosa que no tiene valor...
hasta el momento en que se da.
Y si alguna vez te tropiezas con alguien que no sabe dar una sonrisa,
sé generoso, dale la tuya.
Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como el que no puede dársela a los demás.
Mohandas Karamchand Gandhi
(en recuerdo de una sonrisa de un guardia civil que recibió una persona en apuros)
No hay mejor discurso que una sonrisa y si encima estás en apuros !!
ResponderEliminarMe hizo mucha gracia lo que leí una vez :"El hombre es el único animal que enseña los dientes como señal de amistad"