En Panillo hay una comunidad de monjes budistas y aunque no pudimos ver ninguno por estar cerrado ese día, sí que caminamos por sus instalaciones de manera casi silenciosa porque solamente rompían la paz los trinos de los pájaros. El lugar, que domina un amplio horizonte, es propicio para el encuentro con uno mismo.
“No hay mal, que por bien no venga”. Seguramente sino por las revisiones, no haríais tanto turismo, ni conoceríais todos esos sitios tan bonitos y además llevando un buen “chofer”que seguro que hace todo lo posible porque el viaje sea agradable.
ResponderEliminarLo más importante, es que todo sigue bien y controlado y nosotros, como siempre, nos alegramos
Desde luego con el chofer no nos dormiremos, siempre está haciéndonos reir. Gracias Laura.
ResponderEliminarHermosas fotos, de verdad incitan al silencio. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Martha.- Un beso.
ResponderEliminar