-- Mírame, ahora estoy en los huesos -- le dijo --; espera un poco de tiempo, ya que mis amos pronto van a celebrar sus bodas y como yo también me daré mis buenos atracones, me engordaré y de seguro seré un mucho mejor manjar para tu gusto.
Le creyó el lobo y se marchó. Al cabo de algún tiempo volvió. Pero esta vez encontró al perro durmiendo en una pieza elevada de la casa. Se detuvo al frente y le recordó al perro lo que habían convenido. Entonces el perro repuso:
-- ¡ Ah lobo, si otro día de nuevo me ves dormir en el portal de la casa, no te preocupes por esperar las bodas !
El lobo se pasó de buen lobo.
ResponderEliminarEste relato me recordó un consejo recibido cuando sali por primera vez de mi casa a trabajar. Dice asi: Pórtate bien siempre pero procura no ser demasiado buena gente. Por que todo el que es muy buena gente ,raya en los límites del tontejismo.
Siempre dicen que entre el tonto y el bueno hay una raya muy fina, en las dos suelen abusar los que no tienen ningún escrúpulo. Si el bueno es inteligente, resulta que además es muy feliz porque pasa por encima y sin tocar al desaprensivo. En este caso es verdad que el lobo fue ... tonto !!
ResponderEliminarHe perdido mi lista de seguidores y me gustaría volver a contar contigo. Si no te causa molestia vuelve a clicar en el apartado de miembros. Gracias y un saludo
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