Cuando hemos ido a andar nos hemos cruzado con un grupo de niños que, perfectamente ordenados en fila, caminaban deprisa por la carretera para ir a coger el desvío de Panticosa. Seguramente estarán en el Pueyo. Muchas son las veces que descansan a comer el bocadillo al lado de la fuente, en Lanuza. Una vez, una niña me pidió por favor ir al baño ... ella fue y de repente la siguieron todos los demás ... que risa, era una serpiente multicolor por las escaleras subiendo y bajando ... En otra ocasión les pilló una tormenta y los pobres se refugiaron en el patio, mojados como sopas, les dí algunas camisetas para que se secaran pues siempre tengo viejas para trapos. A pesar de todo, alguno se llevaría un buen resfriado de Lanuza. Si hace buen tiempo da gusto verlos en las barcas por el agua formando un tren, pero hoy está María Bailón amenazando con su fiero cierzo, no se han atrevido. Cuando lleguen cansados y hambrientos ... no les importará cenar acelgas !!
La primera vez que mis hijos estuvieron en un Campamento de verano, fue en el “Virgen del Camino", que está en Oto, a un tiro de piedra de Broto, por lo que supongo que lo debes conocer. Tendrían sobre 8 o 9 años.
ResponderEliminarPensamos que sería bueno que se encontraran ante nuevas situaciones sin contar con la presencia de los padres siempre a su lado, aprendieran a convivir y a experimentar la libertad de tener que tomar algunas decisiones, en las que tuvieran que demostrar su sentido de la responsabilidad.
Por supuesto, yo lo pasé fatal, aunque estaban relativamente cerca de Jaca, no podíamos ir a verlos hasta el día señalado para la visita de los padres.
Sin embargo para ellos, fue una experiencia inolvidable, tanto es así que volvieron al año siguiente.
Los mismos años que tus hijos tenían los mios, pero ellos fueron a Hecho. La experiencia no fue igual para los dos aunque estaban juntos, pero sin duda que es muy positiva porque aprenden a valerse por si mismos.
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