Que buena pareja hacen los truenos con la plancha. La orquesta y el baile. El "bals de la lluvia" marca los pliegues de las sábanas como escaleras de un gran palacio. En el salón de la mesa se desliza su majestad la plancha, de un lado a otro, dejando el perfume a limpio y el tacto cálido de recién-planchado.
Hace dos días que las piedras del patio marcan agua. Se ponen negras cuando va a llover y aunque haga un sol esplendoroso, no fallan, al final llueve muy pronto. Es mi pluviómetro más exacto. A veces pienso en si las caras de Belmez no tendrán algo que ver con algún fenómeno meteorológico. Claro, yo figuras no veo en el patio porque son piedras de cantos rodados, pero ponerse negras se ponen y cambia su aspecto totalmente.
Los días que me toca plancha, me resultan de lo más aburrido… ¡Gracias, Trimbolera! Por esa magia que posees al escribir. Tienes la gran facilidad de convertir lo cotidiano en poesía.
ResponderEliminarNo creas que me mato planchando, pero al final llega el día ... cuando llueve.
ResponderEliminar¡que diiiiicessssss! plancha y truenos malos amigos, que se lo pregunten a la famila de A Quintá, o a mi prima de Tineo les entró un rayo en casa por un enchufe y les quemó la instalación, a unos y el dvd a el otro, cuando truena mejor apagar todo
ResponderEliminara mi la plancha no me gusta nada. solo plancho lo justo y cuando no queda mas remedio. y si encima de no gustarte te toca encender la plancha con este calor...es como para dejarlo para otro dia.
ResponderEliminarcurioso lo de tus piedras del patio.
un besete desde huesqueta
Casía, pues lo tendré muy en cuenta la próxima vez.
ResponderEliminarEstos días no son de plancha en Huesca, son de disfrutar de la fiesta. Un beso.
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