Esta tarde he retrocedido años. Me he montado en la máquina del tiempo y he salido al lado de un montón de calcetines para recoser. Calcetines hechos a mano que mi madre hizo con toda la ilusión, además, para que tuvieran de sobra, pues ya le fallaba la vista, no paraba de tricotar un par detrás de otro. Aún hay sin estrenar. Como ella veía que no sólo los llevaban sino que siempre le decían lo buenos que eran, aún se animaba más. Yo le subía los ovillos y ella se entretenía mientras pudo. A última hora, cuando apenas veía, los hacía igual porque se los sabía de memoria. Esos calcetines son como el perfume bueno, a pesar del tiempo transcurrido no pierden su aroma a cariño. Marcos tiene seis pares sin estrenar. La máquina del tiempo me ha llevado esta tarde por lugares en donde los recuerdos permanecen vivos y me hace ver con claridad que el futuro nunca es como nos lo imaginamos.
" NADA HAY MÁS NUEVO QUE EL AMANECER DE CADA DÍA " - EMPIEZO EL BLOG EL 3 DE JUNIO DEL 2.010 - (mi refugio)
19/1/12
Recosiendo calcetines.
Esta tarde he retrocedido años. Me he montado en la máquina del tiempo y he salido al lado de un montón de calcetines para recoser. Calcetines hechos a mano que mi madre hizo con toda la ilusión, además, para que tuvieran de sobra, pues ya le fallaba la vista, no paraba de tricotar un par detrás de otro. Aún hay sin estrenar. Como ella veía que no sólo los llevaban sino que siempre le decían lo buenos que eran, aún se animaba más. Yo le subía los ovillos y ella se entretenía mientras pudo. A última hora, cuando apenas veía, los hacía igual porque se los sabía de memoria. Esos calcetines son como el perfume bueno, a pesar del tiempo transcurrido no pierden su aroma a cariño. Marcos tiene seis pares sin estrenar. La máquina del tiempo me ha llevado esta tarde por lugares en donde los recuerdos permanecen vivos y me hace ver con claridad que el futuro nunca es como nos lo imaginamos.
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A Dios gracias, ¿no seria muy aburrido saber lo que va a pasar?
ResponderEliminarAburrido y peligroso. Mejor no saber, Luis.
ResponderEliminarSoy de las que en alguna ocasión zurcía los calcetines,e incluso hace muchos hice algún par.
ResponderEliminarPor eso lo que cuentas me resulta familiar. En los pueblos las abuelas se sentaban en los carasoles y mientras charlaban lo habitual era que estuvieran haciendo calceta. Tenían tanta práctica que lo hacían casi sin mirar
Al leer este post pienso en mi madre, que se dedica a hacer colchas de pachdwork como si le fuera la vida en ellos.
ResponderEliminarTambien nos hace manteles individuales y toda clase de cosas que se le ocurren con esta técnica.
La verdad es que vamos a tener y ya tenemos auténticas joyas gracias a sus manos.
Pochoncicos.
A propósito de lo que comentas, tengo una amiga que vive cerca de Madrid que con retales, tapones, cartones y zancochos hace cosas realmente bonitas. Os dejo la dirección de su blog para que si os apetece le echeis un vistazo.
ResponderEliminarhttp://badulakedeana.blogspot.com
Gracias Toni por el enlace, yo admiro esas labores, las admiro por la paciencia, las horas, la vista ... sabemos lo que cuesta hacerlas.
ResponderEliminarwivith, mientras tu madre haga labores está ilusionada. Mi madre hacía ganchillo, pero cuando ya no veía bien se puso a hacer calcetines porque eso era práctico y se lo agradecían. Les hizo para que no les faltaran cuando ella ya no pudiera hacer, vamos, un saco.
ResponderEliminarLaura, yo sólo hice un par para aprender y vi que no merecía la pena ni el tiempo ni el hilo, de verdad, con los que venden para todos los gustos !! ... pero mi madre fue muy feliz y se levantaba pensando en coger la labor mientras veía la televisión, pues esa era otra de sus distracciones favoritas: los chismes le encantaban y los deportes, especialmente los ciclistas, en las vueltas se sabía todos los corredores y los llevaba controlados día a día.
ResponderEliminarMi abuela era la que le daba más al ganchillo, aunque como fue modista también hacía alguna otra cosa, pero menos, se ve que la mujer quedó harta de tanto coser. Mi madre nos hizo muchos jerseys, pero después se pasó a la confección y tengo muchas ropa que me hizo ella. Al ver el cesto de calcetines me ha venido olor a ropa planchada, Cola Cao, calor en la cocina en invierno y el programa de Elena Francis en la radio. Yo era muy pequeña, pero son de esas imágenes que te quedan grabadas como una película pero añadiendo los olores y las sensaciones. Y casi se me olvida, un bollo de leche con chorizo.
ResponderEliminarNunca comi bollo de leche con chorizo, ¿a que sabia?
ResponderEliminarPaz el cesto también huele a todo eso, era de mi abuela Pabla y allí guardaba sus tesoros, el misal, la revista de San Antonio, las gafas y naturalmente la calceta.
ResponderEliminarLuis, los bollos de leche que me traía mi madre los compraba en una panadería que estaba justo al lado del portal, Luisa se llamaba la panadera y no eran dulces, eran salados y blanditos. Sabían a hogar y a infancia, no he vuelto a verlos en ningún sitio.
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