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El Ural, en el centro de la foto, bien delimitado aún por sus paredes. |
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En el Ural, por el año 1973. |
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Cargando los machos.
Las fotos las hice yo. |
Por el nombre uno pensaría en Rusia, pues no, no hay que ir tan lejos. El Ural es un campo nuestro que se ve muy bien porque, ahora, el agua está por debajo. Siempre me ha chocado el nombre, le he buscado algún significado pero no tengo ni idea, el caso es que allí se cultivaban patatas. Parece que está a tiro de piedra y sin embargo la distancia era respetable: primero bajar hasta el río, cruzar el puente y luego subir resoplando. Cuando los machos iban cargados con aquellas talegas que no había quien las moviera una vez llenas de patatas, por el camino sacaban chispas las herraduras ... y claro, para sacarlas nos ayudábamos entre las casas, así que había mucha gente en el campo, teníamos que llevar el almuerzo (eso me toca a mi), un almuerzo para resistir el duro trabajo, no cualquier cosa: tortilla de patata, conserva, jamón, queso, longaniza, salchichón, todo casero... la bota de vino ya no la dejaban en casa, iba al campo la primera. Eran muy apreciadas las patatas del Valle de Tena, se vendían ya entonces con denominación de origen. Bueno, el trabajo era duro pero parecía una fiesta. Los campos están bajo el agua y cuando se pueden ver, como ahora, lo que se siente es ... rabia!!
En Bailo segando, era yo el que llevaba a mi tío el almuerzo, en ocasiones sopas de ajos y algo más consistente, iba montado en un macho joven, hasta que un día al entrar en el campo, el macho se asustó de una perdiz que salió disparada y yo caí de mala manera al suelo y la sopa encima de mi cuerpo, luego me quedaba con el todo el día, si el campo estaba lejos o hasta el mediodía que volvíamos a comer y sin siesta salíamos otra vez, el a dallar yo a engavillar. Los nombres de lo más raro, Pasarrés, Martineta, yo era Emilio de Chilón... agradables y lejanos recuerdos.
ResponderEliminarLas fotos preciosas, yo tengo alguna de mi juventud, pero en blanco y negro.
¡Que recuerdos, de verdad que sí!
EliminarEntrañable entrada, que me recuerda escenas de mi pueblo Cheles, donde también un Pantano ha ocultado muchas vivencias -el Pantano de Alqueva-.
ResponderEliminarSaludos.
Ramón
Entonces sí que me entiendes. Ahora buscaré el Pantano de Alqueva, seguro que las historias personales y familiares serán las mismas: nos sacaron de casa por el famoso "bien común". Un abrazo.
ResponderEliminarTodos los que nos hemos criado en un pueblo, creo que tenemos parecidos recuerdos. Para mí, los mejores eran los días en que estaban trillando. Íbamos a la era para dar vueltas en el trillo, para los críos era una diversión. Luego cuando terminaban de trillar las mujeres traían la merienda, como tu dices abundante y casera. Todos nos sentábamos a la sombra y luego los mayores, recogían la parva, y separaban el trigo de la paja, antes de llevarlo al granero. Eran unos días felices, para nosotros era un juego, pero supongo que para los mayores no lo sería tanto, porque el trabajo era durísimo. Me fui del pueblo, siendo casi una niña, por lo que todo lo que recuerdo eran juegos y una infancia muy, muy feliz.
ResponderEliminarHola Angelines... Yo tambien soy de familia de campo, y trabajadores de el, y estas fotografias me han recordado mucho a todos ellos... Gracias... Un abrazo de Marivi desde Zaragoza.
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