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| Bolo pasando la última revisión. |
En una casa siempre hay algo que reparar, en este caso una válvula de la calefacción. De paso les he dicho si podían pasar a la Cuadra, la casita que alquilamos, para revisar varias cosas de cara al invierno. Está ocupada por cinco chicos muy majos, atentos, simpáticos ... y ya les he avisado antes de que iban a pasar los fontaneros un momento. Siempre ocurre lo mismo, salvo raras excepciones. Hay termostatos para su comodidad. Todo al máximo lo tienen dado, hace un calor que no hay quien aguante y, en vez de reducir los grados ... abren las ventanas !! Eso ocurre porque los gastos están incluidos, pero ese ha sido el camino de la crisis ... "yo gasto sin medida porque otro lo pagará". Dentro de la casa tienen toda la libertad y el derecho de vivir como quieran pero procediendo con responsabilidad, como harían en la suya, digo yo ... !!
Y que conste una cosa, los fontaneros son los que me han dicho que cerrara las ventanas o bajara los grados, yo no las hubiera tocado porque, encima, me siento mal.
Pues sí, ese es el problema, hemos gastado sin medida como si todo lo regalaran y así nos va, por supuesto que la calefacción y el aire acondicionado en su caso están para usarlos cuando haga falta, pero en su justa medida que para eso está el termostato.
ResponderEliminar¡No te sientas mal!tu no has hecho nada que no debieras.
Desde un Cádiz ventoso y lluvioso, un beso.
Esto pasaba donde vivía antes, la calefacción era colectiva y había gente que hacia lo mismo que estos chicos, ahora la pongo cuando y como yo quiero y sin pasarme porque la factura del gas es tremenda.
ResponderEliminarEn los pisos de estudiantes donde han estado mis hijos los gastos de la calefacción siempre han ido aparte igual que el recibo de la luz para que no se pasen.
No te sientas mal.
Un besote.
Eso no solamente ocurre con las personas extrañas, con mis hijos ocurre lo mismo, (posiblemente los hayamos acostumbrado mal), pero se dejan las ventanas abiertas, la tele enchufada, las luces encendidas después de salir del baño, cuando les dices que traten de reducir el consumo, te dices que se les ha olvidado apagar, cerrar o lo que sea, pero si te llaman por teléfono, dicen "Llámame" y cuelgan. A nosotros también nos cuesta llamar por teléfono a un móvil, pero se les llama por si pasa algo... no quiero seguir ya que me enfado conmigo mismo.
ResponderEliminarJubi, no te pongas de mala leche, somos todos asi. No solo la gente joven, y los mayores hacemos eso . Esto es lo que decia mi padre, la culpa la tienen el yaque... Ya que he pagado los
ResponderEliminargastos pues a tirar...
EL ROPAVEJERO
ResponderEliminarEl pobre tío Perico va sus zuecos arrastrando,
Y su carrito guiando, tirado por un borrico.
Grita en las encrucijadas: "¡Compro pieles de conejo,
Trapos, huesos, hierro viejo, mendrugos, ropas usadas!".
Mi madre, con gran empeño, nuestros desechos le vende,
Y me dice: "Juan aprende: No existe ahorro pequeño".
(Félix Florián)
De niña, (seguramente como muchos de vosotros) aprendí muchas fábulas, con su correspondiente”moraleja”. Creo que está le viene bien a la entrada de hoy; fuimos educados en otras costumbres basadas en el ahorro, por supuesto mis hijos no le dan importancia a esas pequeñas cosas, que yo hago casi sin darme cuenta.
El comentario de “Jubi” me ha hecho pensar si será toda la culpa de ellos, será que son otros tiempos, o tal vez que nosotros no hemos sabido inculcarles el espíritu de ahorro…Ellos han crecido en la época de la abundancia, pero al paso que vamos, no sé que les tocará en el futuro….
No entiendo el derroche por el derroche. Me temo que es un mal generalizado el no valorar lo que no nos cuesta o lo que pagan otros. Entiendo tu enfado y creo que no debes sentirte mal por ello.
ResponderEliminarBesos
No sería mala cobrar un poco más y sacar para los gastos.
ResponderEliminarSeguro que Bolo le dió el visto bueno.
Un beso.
He buscado este pequeño poema con ahínco. Lo aprendí en la escuelita de mi pueblo alla por los años 1947. Lo sabía todo, pero creía que era más largo. Yo no me fijo en el ahorro del que tiene, sino en el dolor y la pena del pobre tío Perico de los que ahora veo tantos. Hubo un cura en Francia que se dedicó a eso con los mendigos y, ¡a cuántos regeneró!. ¿Qué deberíamos hacer hoy?- Un abrazo. Jar.
ResponderEliminarYo también lo aprendí de niña en la escuela de mi pueblo, tal vez entonces no nos dábamos cuenta de que estas pequeñas cosas, que aprendíamos casi como un juego, fueron las que forjaron nuestra personalidad y las que han influido tanto en nuestras vidas.
EliminarEran otros tiempos..!
Yo lo recordaba tal como lo escribí, pero al leer tu comentario de que creías que era más largo, lo he buscado en Internet y coincide con lo que yo recordaba.
Un cariñoso saludo