El lunes 17, poco antes de las doce de la noche, estaba yo silenciosamente sentada ante el ordenador a punto de irme a la cama. Las calles solitarias de Lanuza estaban totalmente vacías, tan sólo ocupadas por la luz de las farolas que destacaba la silueta de las casas y montañas ... De pronto escuché como un sordo trueno, algo espeluznante que duró unos segundos e inmediatamente sentí una fuerte sensación de mareo ... UN TERREMOTO !! ... Me asomé a la ventana, todo seguía en el más absoluto de los silencios ... "me lo habrá parecido a mi?" ... dudé ... "habrá sido la caldera?" ... bajé a mirar y todo estaba tranquilo ... volví a asomarme a la calle ... nada !!
Me quedé dudosa e incluso un poco atemorizada, tampoco eran horas de llamar a nadie para preguntar, además si se hubieran dado cuenta estarían como yo, en las ventanas.
Al día siguiente todo estaba normal y dí por hecho que habría sido un coche al pasar por la calle.
Ayer me acordé y se lo conté a mi hija. Buscó ella por Internet el Instituto Geográfico Nacional, la sección de Información Sísmica y ... si señor, allí estaba registrado !!
- El 17 del 12 a las 11´50 con una intensidad de 3´5. El epicentro en Laruns, Francia.
¡Bueno, que susto!.
ResponderEliminarMenos mal que no ha sido nada.
La verdad es que, yo, no he oido nada sobre un terremoto estos días pero, ya se sabe, al ir tan mal de tiempo, por el trabajo, es normal no haberme enterado.
Feliz Navidad y que el recuerdo de Marcos sea dulce y cálido estos días.
Pochoncicos.
Por aquí son normales esos movimientos, de unos nos enteramos y de otros no, pero esa noche me impresionó un poco. Hace años vimos como caían las ropas de los armarios.
EliminarFELIZ NAVIDAD y un abrazo muy fuerte.
Yo recuerdo la misma sensación, una especie de mareo, cuando hubo uno en Olot hace unos años.
ResponderEliminarNo estabas nada equivocada, tu gran sensibilidad delató el hecho.
Besos,
ANNA
Que sensación más mala, eh?
EliminarQue miedo!! Cuando vivi en Peru, esto sucedía a menudo. Aprovecho para desearte una feliz Navidad y que el año entrante venga repleto de alegría y tranquilidad espiritual.
ResponderEliminarun abraxo!
Muchas gracias, feliz navidad para ti también y que el Año Nuevo te traiga muchas historias para contar. Besicos.
EliminarPues con esa intensidad se abren las puertas de los armarios y cosas peores. Yo sólo sentí uno hace algunos años y la sensación fue de vacío bajo mis pies, de lo más desagradable.
ResponderEliminarUn beso y feliz Navidad.
¡Qué susto! Sí, yo, de los pocos recuerdos que guardo de la niñez son algunos movimientos de cama en el silencio de la noche. Me arropaba hasta las orejas...
ResponderEliminarEl dibujo me ha recordado a mi padre. Siempre contaba que de joven se metía debajo de la cama cuando había una tormenta. Con nosotros nunca lo hizo por vergüenza, no por ganas.
Cuando leo estas historias tuyas en Lanuza me llega una brisita con olor a montaña... ¡Gracias trimbolera!
¡Un besazo!
Gracias a ti Román (autor del libro "La Sombra de las Horas"). Me alegro de que te llegue la brisa, un poco fría ya. Besicos
EliminarMenos mal que fue flojito no? ¡Qué susto!
ResponderEliminarUn abrazo