Hoy se celebra el día de la Constitución en medio de una crisis que ha cambiado nuestra forma de vivir. Cuando era pequeña asistí a la escuela en aquella época que repartían leche en polvo durante el recreo, cuando todos la tomábamos de vaca recién ordeñada. Unos años en que era impensable la escuela unitaria, aunque jugábamos juntos en el recreo. Un tiempo en que recibíamos a cualquier autoridad con banderitas, sin entender por qué. Aquellos felices años, a pesar de todo, fueron los que empezaban a acunar un progreso que creció con nosotros, nacieron nuestros hijos y crecieron en la confianza de que iba a seguir la estabilidad, pero la crisis se agazapó detrás de la puerta. Nuestros padres vivieron una guerra, ellos y nosotros hemos luchado por una recuperación y ahora, nuestros hijos, están sufriendo una gran incertidumbre. El estado de bienestar, tristemente, se ha dado la vuelta como un calcetín pero lo que hay que hacer es lavarlo muy bien con el mejor de los jabones: la Constitución.
Ni el más ilustre de los juristas hubiera podido decirlo mejor y con menos palabras, querida amiga. No sabes como has emocionado a un "contemporáneo" tuyo, por edad, que se les da a veces de intelectual (sin serlo). Gracias por bajarme y bajarnos de las nubes. Lamentablemente, no te harán caso. Un beso enorme, Angelines, desde esta lejana tierra española de sol, lava y mar.
ResponderEliminarNuestra generación soñó en la juventud con la llegada de la democracia, que vino de la mano de la Constitución y entonces nos sentimos felices y esperanzados, y logramos muchas conquistas, entre aceptables cotas de bienestar.
ResponderEliminarAhora, ahora todo es una incognita. y como alguien ha dicho somos una generación "capicúa", en tanto que volvemos a la incertidumbre, a los recortes... Espero que dure poco esta transición y que no lleguemos a perder del todo lo que hemos conseguido con tantos años de esfuerzo..
Un abrazo y feliz día.
Son etapas que hay que ir cubriendo y pasando, nunca nada es eterno, ni lo bueno ni lo malo. Un abrazo
ResponderEliminarEl estado de bienestar, como bien dices, se asemeja a un calcetín al que se ha dado la vuelta. Las manchas se antojan difíciles de salir. Y es que no todas las suciedades son iguales. Estos manchados quizás supieran a largo plazo que hacer con la prenda de marras:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=JiV8UERIbMY
Que comentario más acertado has hecho.
ResponderEliminarMªAngeles.Alicante.
Tienes toda la razón, todo lo que dices es cierto pero...¿ no nos hemos relajado demasiado y nos creímos cosas que no eran ciertas?
ResponderEliminarEse calcetín no se va a lavar hasta que estos títeres de políticos, al servicio de la banca y del poder del dinero privado quieran; entonces, cuando hayan acabado el estado de bienestar, se acabará la maldita crisis.
ResponderEliminarY ahí los tienes, devorándose entre ellos, como feroces tiburones, y llevándose todo lo que pueden y más. haber si por fin es el final del sistema.
Un abrazo.