El libro |
"Una Madre Chillona grita, vocifera, chilla, berrea y aúlla para hacerse oír hasta el infinito y más allá. No hay ser vivo que capte su tono de voz -hijos, perros, periquitos- pues son capaces de emitir en varias frecuencias: desde el agudo más irritante hasta el grave más subsónico"
Qué madre no ha chillado a sus hijos como recurso para hacerse obedecer y desahogar su propio estrés? Es que no hay tiempo de pensar, sale el grito como un aspersor cuando lo enchufan y el efecto es inmediato. Los niños saben muy bien hasta donde pueden llegar, hasta que sale el último grito (no de moda), ese que abres la garganta más que la boca y les miras a los ojos como esas nubes negras de tormenta.
También chillamos de alegría, emoción, cariño ... yo no sé abrazar a Miniña diciéndole "chiquirritina bonita" en un susurro, no, yo chillo y ella se ríe. Cuando era un bebé, su padre (mi hijo) me decía que la iba a asustar, pero ella siempre se reía y yo creo que me quiere por ser una yaya chillona.
Angelines, yo creo que también tengo algo de eso. Besitos.
ResponderEliminarEl cariño parece que saliera mejor acompañado con expresiones vocales elevadas.
ResponderEliminarEn cuanto a los retos, un buen grito pone fin a muchos caprichos.
Besos, Angelines.
Si pero conozco a tres nietos que les importa un rábano la madre chillona.
ResponderEliminarSoy de las que gritan, y a mis peques que ya me tienen tomada por el pito del sereno, les hace mas efecto cuando las amenazo con voz baja. debe ser la falta de costumbre. Abrazos chillaos
ResponderEliminarMe río, pero es verdad, cuando los miraba con las cejas juntas ... no hacía falta más.
ResponderEliminarYo también les grito a mis nietos, no me puedo contener.
ResponderEliminarAAAAYYYY¡¡¡¡
Un abrazo fuerte amiga.
Ya lo creo que chillamos y parece que surte efecto ;)
ResponderEliminarUn beso